DESDE DONDE LUCHAMOS:

Somos la Juventud Peronista Revolucionaria Envar El Kadri y formamos parte de la Agrupación Envar El Kadri - Peronismo Revolucionario.
Concebimos este espacio estratégico de lucha, en el marco del apoyo al presidente de la República Argentina Néstor Kirchner y a los procesos populares encarnados en el comandante Chavez, Evo, Lula, Ortega,Correa y Fidel Castro. Construyendo junto al pueblo una patria para todos y todas. Contra el enemigo principal de adentro y de afuera del proceso en marcha. Desde nuestra história de consecuencia y confrontación contra toda expresión del neo-liberalismo, sin oportunismos. Con la concepción de que solo el pueblo organizado es capaz de derrotar a los grupos concentrados de poder económico y político que han operado sistemáticamente hace mas de 30 años. Engrosando sus bolsillos en detrimento del pueblo Argentino.

CONSTRUIMOS DÍA A DÍA DESDE LA TRINCHERA DE LA PATRIA FUERZA POLÍTICA ORGANIZADA PARA LA REALIZACIÓN DEFINITIVA DE LA LIBERACIÓN NACIONAL Y LA CONSTRUCCIÓN PERMANENTE DEL SOCIALISMO NACIONAL DEL SIGLO XXI.

viernes, 20 de julio de 2007

Siempre rojo y negro - 28 años de la Revolución Sandinista



[19/07/2007 - ACTA] Por Mariano Vázquez.


Los festejos por un nuevo aniversario de la Revolución Sandinista tienen hoy otro color. Y es que luego de 17 años, las conmemoraciones por la insurrección popular armada, que expulsara del poder en Nicaragua a la dictadura de la familia Somoza será con el Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) nuevamente en el gobierno. Organización que en 1979 puso punto final al monumental saqueo iniciado en 1936 por Anastasio Somoza García, responsable del asesinato del héroe nacional Augusto César Sandino y el iniciador de la dinastía de dictadores más crueles de la región. A casi tres décadas de aquel acto glorioso la identidad sandinista sigue latiendo.
Ese 19 de julio de 1979 fue una bisagra para nuestro continente: mientras los golpes de Estado, la represión, la tortura y la desaparición eran moneda corriente, la mayoría de los movimientos populares de la región eran aplastados, y el modelo económico neoliberal mostraba sus dientes; en Nicaragua se alumbraba un nuevo tiempo. Retomando la senda inaugurada por Sandino en la década del `20, con su Ejército Defensor de la Soberanía Nacional -“el pequeño ejército loco”, como luego fue bautizado-, quien cumplió sin vacilar su consigna: “Patria libre o morir”.
El FSLN no copió modelos para llegar al poder. Por el contrario eligió su propio camino, fue artífice de su propio destino. Como señala el escritor y periodista Pedro Brieger en su libro “¿Adónde va Nicaragua?: “No fue copiando ’modelos’ como los sandinistas pudieron liderar a todo un pueblo hacia el derrocamiento de Somoza. Por el contrario, el estudio de la Revolución Rusa, China, Vietnamita y Cubana les ayudó a encontrar la ’vía nicaragüense’ hacia la revolución”. Inspirados en el nacionalismo revolucionario de Sandino, Carlos Fonseca Amador, Silvio Mayorga y Tomas Borge, fundaron en 1961 el FSLN. En 1976 Fonseca murió en un combate con la Guardia Nacional.
En 1978 una fuerza sandinista ocupó el Palacio Nacional de Managua, sede del Congreso somocista y consiguió la liberación de más presos políticos. La dictadura dinástica padecía sus últimos estertores. El 17 de julio cuando era inminente el triunfo revolucionario, Anastasio Somoza Debayle -el último de ese clan perverso- se refugió en los Estados Unidos, en calidad de turista y empresario. Dos días después se hacía cargo del gobierno la Junta de Reconstrucción Nacional. De carácter amplio, estaba integrado por Daniel Ortega (FSLN), Sergio Ramírez (Grupo de “Los doce”), Moisés Asan (Movimiento Pueblo Unido), Alfonso Robelo y Violeta Chamorro (viuda de Pedro Chamorro, director de La Prensa, asesinado en 1978 por orden de Somoza). “Durante el desarrollo de la lucha contra el somocismo, el FSLN movilizó una amplia alianza multiclasista para derrocar a la dictadura”, explicó el historiador Carlos Vilas.
En la retaguardia... y en la alfabetización
Una vez en el poder, el FSLN, como legítimo representante del movimiento revolucionario, fijó las pautas desde el Estado para reconstruir económicamente al país. Generó un esquema que nacionalizó y socializó los medios de producción. También confiscó propiedades del antiguo régimen para crear cooperativas y áreas de propiedad popular. En 1981 la reforma agraria aceleró aún más este proceso.
Apenas dos años después del triunfo revolucionario, el 54 por ciento de la población que no sabía ni leer ni escribir fue alfabetizada. Miles y miles de jóvenes se movilizaron por todo el territorio para dar vida a la Campaña Nacional de Alfabetización, que tenía como uno de sus lemas “A consolidar la revolución, en la retaguardia y en la alfabetización”.
En el ámbito político-institucional se produjo un hecho inédito: se convocó a elecciones para Presidente, Vice y Asamblea Legislativa. Las primeras en la historia de esa nación. La dirección revolucionaria, en cumplimiento del compromiso asumido en 1979, planteaba una alternativa democrática popular para la construcción del socialismo. Para Vilas “esto constituye una situación sin precedentes en la historia de las revoluciones sociales”. El 4 de noviembre de 1984 el FSLN obtuvo el 67 por ciento de los votos. Muy por encima de los otros seis partidos que participaron de este acto. Las organizaciones populares con las que contaba el Frente fueron vitales en esta victoria.
El precio de la libertad
La decisión de la mayoría de los nicaragüenses de construir un nuevo país fue combatido con saña por los Estados Unidos, que utilizó todos los medios y métodos a su alcance para socavar a la Revolución. Invasiones encubiertas, embargos, mercenarios y guerra terrorista, dinero sucio para actos de boicot, fueron algunas de las metodologías utilizadas por la administración Roland Reagan.
Estas acciones paralizaron el mejoramiento de la calidad de vida que se insinuó en los primeros años de la Revolución. Para derrocar al clan Somoza dieron su vida 50.000 nicaragüenses y muchas mujeres y hombres solidarios de otros países, especialmente de América Latina. Para combatir la agresión de EE.UU-Contras otros 22.000 legaron su sangre. Mediante el bombardeo de hospitales, escuelas y salitas de salud, los mercenarios atacaron directamente sobre los cimientos de la política del FSLN.
En 1990, una Nicaragua agotada por siete años de “guerra de baja intensidad” dio la victoria en las urnas a Violeta Chamorro. La campaña electoral de los opositores al sandinismo fue financiada por EE.UU.. La propaganda no podía ser más perversa: en ésta se aseguraba que si se iban los sandinistas del poder, Estados Unidos dejaría de tirar bombas sobre la población civil. 1990 marcó el fin de un proyecto innovador mediante la organización de sociedad civil, la creación de un ejército popular y la implementación de una economía mixta. Luego de la derrota electoral del sandinismo, Nicaragua ha vuelto a sufrir los estragos del analfabetismo, la pobreza y el hambre. En nuestro continente sólo Haití lo supera.
Por eso, a 28 años de aquel día histórico los 15 puntos del “Programa histórico” del FSLN son aún objetivos a concretar en América Latina y el Tercer Mundo: “poder popular, tierra para los campesinos, no más explotación y miseria, ejército patriótico popular, eliminación de la Guardia Nacional, revolución en la cultura y la enseñanza, emancipación de la mujer, solidaridad entre los pueblos, veneración de los mártires, legislación laboral y seguridad, gobierno revolucionario y honestidad administrativa, reincorporación de la Costa Atlántica, respeto a las creencias religiosas, política exterior independiente y solidaridad internacional, y unidad Centroamericana.
El Programa Histórico del FSLN fue la bandera de unión y de lucha de los nicaragüenses contra la dictadura somocista. Allí reafirma los principios democráticos, revolucionarios y populares que lo inspiraron. El FSLN recoge la bandera de Sandino.

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