DESDE DONDE LUCHAMOS:

Somos la Juventud Peronista Revolucionaria Envar El Kadri y formamos parte de la Agrupación Envar El Kadri - Peronismo Revolucionario.
Concebimos este espacio estratégico de lucha, en el marco del apoyo al presidente de la República Argentina Néstor Kirchner y a los procesos populares encarnados en el comandante Chavez, Evo, Lula, Ortega,Correa y Fidel Castro. Construyendo junto al pueblo una patria para todos y todas. Contra el enemigo principal de adentro y de afuera del proceso en marcha. Desde nuestra história de consecuencia y confrontación contra toda expresión del neo-liberalismo, sin oportunismos. Con la concepción de que solo el pueblo organizado es capaz de derrotar a los grupos concentrados de poder económico y político que han operado sistemáticamente hace mas de 30 años. Engrosando sus bolsillos en detrimento del pueblo Argentino.

CONSTRUIMOS DÍA A DÍA DESDE LA TRINCHERA DE LA PATRIA FUERZA POLÍTICA ORGANIZADA PARA LA REALIZACIÓN DEFINITIVA DE LA LIBERACIÓN NACIONAL Y LA CONSTRUCCIÓN PERMANENTE DEL SOCIALISMO NACIONAL DEL SIGLO XXI.

lunes, 30 de abril de 2007

ACTO DEL 1º DE MAYO

ACTO DEL PRIMERO DE MAYO
POR UNA CLASE TRABAJADORA A LA CABEZA DEL PROCESO POPULAR

TEATRO MARGARITA XIRGU.

DIRECCIÓN: CHACABUCO 875 (entre carlos calvo y ee.uu.)

14.30hs.


domingo, 29 de abril de 2007

INSEGURIDAD por Facundo Castro

INTRODUCCION:

Tratar la problemática de la inseguridad en la Argentina es una cuestión para nada sencilla, dado que hacerlo significa entrar en un terreno minado de ideas ampliamente difundidas por los medios, que han sido tomadas como verdades incuestionables y han creado prejuicios de todo tipo. El dolor, el miedo y la impotencia que giran en torno al tema de la inseguridad, son sentimientos que suelen ser el mejor “campo fértil” para los demagogos, mentirosos y falsos expertos, que aprovechando la ocasión, presentan sus soluciones mágicas y sencillas que aparentemente resolverán el problema en el corto plazo, y montados a la ola de reclamos realizan su negocio político.
El tema de la inseguridad se parece en este aspecto a las enfermedades graves o terminales: estas tienden a generar en quienes las padecen la tentación de buscar la aplicación de medidas fáciles, sencillas e incluso mágicas que aparentemente resolverán el problema. En estos casos, como en el de la inseguridad, estas supuestas soluciones, lejos de resolver el problema, tienden a empeorarlo por ser los caminos elegidos poco viables. Es decir que ante el problema de la inseguridad como en otros aspectos de nuestra vida, siendo cuestiones de gravedad y que nos asustan, tendemos a recurrir a soluciones rápidas y buscamos atajos en apariencia accesibles pero que no llevan a los resultados esperados.
En este trabajo abordamos la problemática de la inseguridad como un fenómeno de dimensión social; y como tal, debemos tratarlo objetivamente, contextualizándolo con las características políticas, económicas y culturales de la sociedad en la cual dicho fenómeno tiene lugar. Para ello, tendremos que formular una serie de consideraciones, que nos servirán como base para analizar los diversos factores que conforman las causas de la inseguridad. Durante el desarrollo de este trabajo esperamos que el lector pueda reconsiderar ideas en las que cree y tal vez no son ciertas, así como también reflexionar frente a la revelación de ideas y datos poco difundidos por quienes, ocultando conscientemente las causas del problema, se ocupan de los efectos de los delitos cometidos por delincuentes de “bajo vuelo”, por los pequeños delincuentes que realizan el robo directo, el que nosotros podemos percibir a simple vista, el que se perpetua a mano armada frente a los testigos ojos de las víctimas. Estas personas pretenden crear un contexto social polarizado, en el cual se identifica a los desposeídos y marginados económicos con el mundo del delito, y a quienes participan en la distribución de la riqueza con el mundo de la legalidad. Este antagonismo social es indudablemente incompatible con una sociedad democrática, y crea un marco en el cual la represión ilegal se vuelve legítima.
La amplia visión social con la cual pretendemos enfocar el tema en este trabajo, lejos de intentar ser soluciones definitivas, son lineamientos generales para la consideración seria de un problema profundo y de carácter nacional, en torno al cual se han formado ideologías y políticas promovidas coherentemente acordes a los intereses de la clase que las produce.
Las nuevas juventudes reciben de las generaciones pasadas una Argentina que atraviesa por su peor crisis económica, una sociedad profundamente dividida, donde el individualismo predomina y el malestar colectivo se palpita a simple vista, en la sensación de impunidad, en la impotencia general, en la resignación frente a los males y en las calles llenas de humildes, desposeídos, de mujeres mendigando en las veredas con la tétrica exhibición de sus criaturas.
Como miembro de esta juventud, estoy consciente de que la miseria, que en algún lugar se determinó que debía caer sobre nuestro país, apacigua los espíritus más rebeldes, destruye las mentes más brillantes y calla las voces más enérgicas; por eso el hambre es propio de los pueblos dominados. Estoy consciente de que al paso que vamos, pocos jóvenes tendrán acceso a una educación pública gratuita, y por eso creo, que las jóvenes mentes privilegiadas por la educación, debemos poner la inteligencia a disposición de la interpretación de los problemas nacionales y al servicio de su solución, para que luego se haga acción en la voluntad de todos. Esta nueva generación carga sobre sus espaldas la grandeza anónima de construir y ser una Nación soberana. Pero para evitar esto se nos pretende crear un sentimiento de resignación, frente a los problemas que nos agobian, que nos lleve a la inacción. Mi corta experiencia me dice que las mismas personas que afirman que nada se puede cambiar, son precisamente las mismas personas interesadas en que nada cambie.
Este trabajo se realiza con interés nacional, con consciencia de argentino y con la convicción de que una Argentina mejor es posible y necesaria para el bienestar de todos. Este trabajo es tan solo un aspecto de la cruda realidad de los argentinos y su conclusión es una prueba de que olvidar el problema de los demás es traicionar el problema propio, porque los males que agobian a una sociedad se extienden a sus individuos, tengan o no tengan éstos consciencia de su situación. Scalabrini Ortiz decía que “tradición de esperanza nos justifica y sostiene”, y también dijo: “nos han sorprendido en nuestra buena fe de pueblo joven, pero tendremos confianza en nosotros mismos, en la cohesión de nuestro espíritu y en la voluntad de ser del pueblo argentino. Sabremos enmendar los yerros que no son nuestros y a reconquistar el dominio de lo que nos ha sido usurpado por la usura” [1]. De eso se trata un poco este trabajo.
La inseguridad en cuestión

Una idea que los medios han logrado instaurar en la sociedad como verdad incuestionable, es la de asimilar como equivalentes a la demanda de seguridad y la lucha contra el delito. Una sociedad segura, es aquella en la que se garantizan todos los derechos para todas las personas que integran esa sociedad; entre esas obligaciones está la de combatir el delito, pero lógicamente, no es la única ni la más importante de las obligaciones. En una sociedad con niveles tan altos de desocupación (ver cuadro l), donde no es seguro el derecho a la educación, a la salud, una sociedad en donde el 20% más pobre, es decir 3.542.886 habitantes, recibe el 4.2% del ingreso nacional, mientras que el 20% más rico, es decir 4.285.187 habitantes, recibe el 52,6% del ingreso nacional (ver cuadro2), una sociedad con tan elevados niveles de pobreza e indigencia, una sociedad en donde la existencia digna no es segura, es en efecto, una sociedad insegura. Por lo tanto la demanda de seguridad debe estar orientada a que se garanticen los derechos y las condiciones que hacen posible una existencia digna, dado que cuando estos faltan se crea la inseguridad social.


Definitiva instauración del tema: el caso Blumberg


El tema de la inseguridad alcanzó su auge cuando el 23 de marzo del 2004 aparece en un basural de La Reja, ejecutado de un tiro en la sien, el joven Axel Blumberg, secuestrado una semana antes en Beccar. A partir de ese momento se inicia una campaña mediática prácticamente sin precedentes en tiempos de democracia. Diarios, revistas, radio y televisión brindaban sus espacios a tratar el tema de la inseguridad, ya sea mostrando hechos delictivos o a supuestos expertos tratando de sacar rédito político de la situación. Sin duda alguna, el referente de ésta época fue el padre de la víctima, Juan Carlos Blumberg, quien organizó la Cruzada Axel. Ésta, contó con un masivo apoyo de los medios, e incluso la revista Gente acompañó una edición de su revista con una vela para concurrir a la marcha. La cruzada se basaba en un petitorio acompañado con firmas recolectadas por todo el país que lo avalaran. Día y noche, por todos los medios se hablaba del tema, la imagen risueña del asesinado Axel Blumberg repercutía con dolor en las madres y abuelas que, proyectando en él un posible destino para sus hijos y/o nietos, se adherían rápidamente a la cruzada. Las firmas se recolectaban en locales, casas, clubes, puestos de la calle o de mano en mano. Esta cruzada convergió en una serie de concentraciones, cuyos ejes eran los siguientes: reprimir la exportación de armas con penas de prisión no excarcelables; aumento de las penas mínimas y máximas para el homicidio, violación y secuestro; reducir la edad de la imputabilidad de los menores; anular el límite de los 25 años como límite de cadena perpetua; control efectivo de los teléfonos celulares; reforma de la Policía.

A partir de estos sucesos, el tema de la inseguridad quedó definitivamente instaurado en la opinión pública, así como las ideas que en torno a él se difundieron.

La concurrencia de las concentraciones fue homogénea, con clase media de la Capital Federal y Gran Buenos Aires, y tuvo un claro estímulo de los medios, en especial Radio 10 y Canal Nueve, que llegaron a difundir cifras sobre-dimensionadas con respecto al número de movilizados; de todos modos, no toda campaña es exitosa. Esta, sintonizó con el medio reinante.

De esto podemos resaltar una serie de cuestiones muy interesantes. De todas las medidas propuestas, ninguna atacaba a la corrupción policial y/o política, que es lo que ampara al crimen organizado, actúa en complicidad con él y hasta lo fomenta. Por el contrario, todas las medidas estaban dirigidas a castigar a los sectores sociales más empobrecidos. Es decir, que se pretende castigar a los “pibes chorros” y no a los traficantes de armas, se aumenta el castigo para la portación de armas y no se avanza sobre los fabricantes y comercializadores de armamento. A esto se le suma una clara diferenciación entre los derechos humanos de la “gente” y los derechos humanos de los delincuentes, realizada en una de las concentraciones de Blumberg. Una sociedad tan desigual como la nuestra (ver cuadro 2) constituye un terreno peligroso en donde se pretende crear un antagonismo social que identifique a los que participan activamente de la distribución de la riqueza con el mundo de la legalidad y los derechos humanos; y a los desposeídos y marginados de la distribución de bienes con el mundo delictivo, siendo estos un mal con el cual es preciso terminar, prescindiendo incluso de los derechos humanos, ya que los delincuentes en el carácter de tales pierden su condición de seres humanos. Naturalmente, es una aberración dicha diferenciación y es incompatible con los principios democráticos más elementales.

Marx, en su genial crítica a la economía política, dice: “sostener los principios de igualdad del hombre ante la ley en una sociedad donde existen desigualdades sociales tan grandes, es violar la igualdad que ésta dice sostener”. Y esto constituye un fiel reflejo de nuestra realidad nacional. Pretender afirmar que un indigente tiene ante la ley el mismo trato que el rico es verdaderamente insostenible. Sobre todo cuando observamos que en la naturaleza del rico se encuentra la naturaleza del pobre, porque para que el 20% de nuestra población concentre el 52,6% de la riqueza le es preciso despojar al resto la porción de la riqueza que le pertenece. A su vez, para esto es necesario crear la estructura legal, donde lo justo sea lo que conviene al poderoso, al rico, y el derecho nacido de condiciones económicas tan desiguales es el medio a través del cual el rico legitima su riqueza y el arma para mantenerla. Por ese motivo las medidas adoptadas constituyen una persecución a los marginados y excluidos políticos, económicos y sociales. Frente a este contexto económico, se pretende transformar a la represión ilegítima en legal, y aún si ésta es ilegal es socialmente aceptada.


Sensación de inseguridad: Estado y Dominación

Alberto Binder en su libro “Policías y Ladrones” de la colección Claves Para Todos, realiza una división del tema de la inseguridad en dos dimensiones que considero prudente traducir para una mejor claridad del tema:

“Una dimensión es la que denominamos inseguridad objetiva. Esta consiste en la cantidad de hechos, robos, secuestros, etc., que se producen en un espacio determinado (una ciudad, pueblo, barrio...) y en el número y calidad de respuestas institucionales a esos hechos (si son investigados, castigados, permitidos e incluso alentados). Todo esto se puede medir y estudiar sobre la base de datos objetivos, tanto de los fenómenos ocurridos como de las respuestas institucionales a cada uno de ellos; siempre debemos considerar ambas variables en conjunto.
La segunda dimensión es la conocida como inseguridad subjetiva o sensación de inseguridad. Este último consiste en el temor, la incertidumbre, el miedo al prójimo o el sentimiento de fragilidad que producen tanto los hechos reales como otros múltiples factores difíciles de mencionar.
Todo problema de seguridad se conforma con las dos dimensiones y ambas existen realmente”.

En la actualidad, si de algo parece estar segura la opinión pública es de estar a la merced de los secuestradores, de ser víctima de algún robo, ya sea en la vía pública o en su propio hogar, y que a esos jóvenes drogados y desesperados nada los detiene en caso de que quieran cometer algún delito. A raíz de esto, el problema de la inseguridad toma protagonismo político y aparecen toda clase de actores políticos con sus propios planes para combatir el delito, incluyendo una gran variedad de medidas represivas, ya que aparentemente no cabe duda de que el robo, los asaltos y los secuestros son el principal problema que afecta a la población argentina en la actualidad. Pero, cuando comenzamos a observar las estadísticas, el asunto cambia notablemente de color.

En los últimos años la tasa anual de homicidios en Brasil osciló entre las 8 y las 25 personas cada 100.000 individuos, en México la variación se produjo entre las 18 y las 25, mientras que en Argentina estuvo entre las 7 y las 9. Aún así, la sensación de inseguridad es mayor en Argentina, que tiene menor nivel de asesinatos que varios países de la región, como lo demuestra la encuesta latinobarómetro que se realiza anualmente en América Latina.

Entonces, según lo demuestran las encuestas, es más probable morir asesinado en cualquiera de los países mencionados. Pero los argentinos sentimos mayor temor que cualquier habitante de esos países.

Algo no menos sorprendente que revelan las estadísticas es que la tasa de homicidios en Argentina en términos absolutos es de 3.453 personas por año, una cantidad menor que las aproximadamente 3.830 que mueren en accidentes de tránsito2. De modo tal que desde el punto de vista de la vida humana, ordenar el tránsito sería igual o más importante que combatir el crimen. Sin embargo los argentinos por algún motivo damos mayor importancia a combatir la violencia callejera antes que ordenar el tránsito, tienen muchísima más trascendencia aquellos que promueven medidas represivas contra el delito que aquellos que promueven la implementación de una mayor seguridad vial.

¿A qué debemos esta exagerada sensación de inseguridad? Lógicamente, no podemos desconocer la cuota de responsabilidad que le cabe a los medios de comunicación, ellos tienen la capacidad de orientar a la opinión pública y generar con facilidad reacciones psicológicas en cadena a través de la especulación informativa. Por ejemplo, pueden resaltar una noticia determinada dándole mayor espacio que a otras, pueden instaurar el tema en la población insistiendo en él permanentemente, e inclusive pueden promover a periodistas, intelectuales, artistas, conductores y hasta personajes políticos, publicitándolos en espacios televisivos, radios y páginas o pueden marginar a otros, dificultando enormemente su difusión pública.

El rol que los medios de comunicación han jugado en el tema de la inseguridad no es un hecho menor, la campaña mediática se tornó evidente, ya que cuando los medios insisten día y noche sobre un mismo tema, cuando pasan los días y es el mismo tema el que aparece en las tapas de los diarios y primero en los titulares de los noticieros, como si no sucediera otra cosa en todo el planeta, se puede presumir que se pretende instaurar el tema. De todas formas, tal y como lo resaltamos anteriormente, no todas las campañas son exitosas, esta sintonizó con otros factores latentes en la sociedad.

Citando a Alberto Binder, habíamos dividido el estudio de la inseguridad en dos dimensiones definidas, la objetiva y la subjetiva. Vale decir entonces que el miedo se vale de hechos reales, pero lo que sucede objetivamente puede tomar, subjetivamente, dimensiones mayores. En efecto, la relación entre lo objetivo y lo subjetivo es siempre fluctuante, y para una ampliación del problema resulta necesario considerar ambas.

Uno de los factores que, en nuestro país, influye enormemente sobre la inseguridad subjetiva, es la crisis general del Estado en los últimos treinta años. El estado se ha convertido en un potencial agresor, que no solo no garantiza la justicia (es decir, la justicia real, no la institucionalizada) sino que es capaz de la represión ilegal, de quedarse con los depósitos, de prometer y no cumplir, de deformar la verdad o directamente mentir, de malversar fondos públicos; incluso ha perdido la facultad de proveer salud, educación, amparo en la vejez, etc. Esto genera, sobre todo en la clase media, una sensación de desprotección3 y de incertidumbre que contribuyen a promover el miedo generalizado4.

Ésta crisis del estado trae aparejada la destrucción del tejido social y del sentimiento de comunidad. Al desaparecer el Estado como elemento de unión entre los individuos y de orador del sentimiento de la comunidad, las normas de convivencia vigentes en la sociedad desaparecen junto al sentimiento de comunidad. Porque para que los individuos de una sociedad se sientan miembros de una comunidad, es necesario que algo los vincule recíprocamente. Este era el rol que tenía entre otros el Estado. La identificación de cada individuo, o de la mayoría de ellos, para con el Estado, creaba un sentimiento compartido de relación que vinculaba a los hombres entre sí, generando el sentimiento de comunidad con normas de convivencia propias, emanadas (como diría Russo) del contrato social5.

Al desaparecer dicha función estatal, la idea de lo colectivo desaparece y predomina la de lo individual. El individuo, al no tener nada que lo ligue con la sociedad a la cual pertenece, por sus propios medios se propone la supervivencia individual independientemente del contexto de la sociedad, con la cual él no siente lazo alguno.

El contexto de la sociedad argentina es sumamente conflictivo, la pobreza y la indigencia predominan como nunca antes, así como también el desempleo; y ciertamente hay ya poco de los argentinos en la argentina; sumado a la extraordinaria desigualdad social. En esto último, el Estado cumple una función fundamental.

En los últimos treinta años y especialmente a partir de la década del noventa, la argentina encaró un gigantesco proceso de privatizaciones en las que cedió áreas clave de la economía que tradicionalmente se encontraban en manos del Estado. Esto significó, en conjunto con otras medidas, una profunda modificación en la distribución de la riqueza que llevó a que un grupo reducido concentrase gran cantidad de los ingresos nacionales despojados a la enorme mayoría. En la misma medida en que el Estado cedió áreas estratégicas de la economía, estas fueron adquiridas por un grupo que, manejando esas áreas, concentraron aún más la riqueza y se hicieron de un poder económico superior al del Estado y así también de un poder político igualmente superior. Porque en un país en el cual un grupo concentra la riqueza en proporciones tan despampanantes como en la Argentina, ese mismo grupo pone dicha riqueza al servicio de la creación de un sistema que mantenga e incluso incremente esa riqueza.

Esto es algo que debemos enfatizar, dado que es el eje fundamental sobre el cual están estructuradas las características políticas, económicas y sociales de la realidad nacional.

Según el diccionario de filosofía de José Ferrater Mora, un sistema “es un conjunto de elementos relacionados entre sí funcionalmente, de modo que cada elemento del sistema es función de algún otro elemento, no habiendo ningún elemento aislado”.

Algunos de esos elementos pueden ser, por ejemplo, los medios de comunicación. Quienes concentran la riqueza tienen la capacidad de adquirir los medios de comunicación y de “informar” a la opinión pública, así como de proponer candidatos a gusto.

Otros elementos son los partidos políticos. Quienes concentran la riqueza financian a los partidos políticos de acuerdo a sus intereses. Teniendo sus partidos políticos, tienen a sus legisladores y a sus presidentes y ministros; luego tienen a sus jueces, así tienen su justicia6. Es decir, van estructurando elemento por elemento hasta formar el sistema en sí, de esta manera el poder económico se transforma en poder político. Vale decir entonces que la estructura social, económica y política de la Argentina, es de dominación, dado que hay un grupo reducido que condiciona por diferentes métodos al resto. El Estado forma una parte integral del sistema de dominación, en cuanto tiene como función, entre otras, crear las condiciones económicas favorables a dichos sectores dominantes y un marco jurídico que mantenga a la sociedad estructurada de forma tal que la concentración económica pueda seguir realizándose. Arturo Jauretche dijo una vez: “La habilidad del régimen ahora y antes consistió siempre en crear un aparato legal para canalizar la protesta del pueblo y después de su periodismo, su universidad y su escuela, acostumbrar al pueblo despojado a reverenciar el aparato del despojo”7.

En dicho contexto económico, político y social, la justicia ya no es tal y el individuo cuyo individualismo se ha convertido en un estilo colectivo de vida, al desaparecer el sentimiento de comunidad y las normas de convivencia, busca y persigue lo mejor para sí mismo, estando esto determinado no por la sociedad misma, sino por las capacidades individuales para alcanzarlo. Es decir, el bienestar social ya no está garantizado por el derecho; y el individuo depende de su propio poder para obtenerlo8. Es en estos momentos en los que las sociedades entran en caos y los distintos sectores despojados (algunos más, otros menos) se enfrentan entre sí, bajo la invisible tutela directora de quienes crean el sistema que despoja a la mayoría. El argumento de la inseguridad es útil para crear las condiciones que permitan la represión de quienes son brutalmente despojados y así mantener un orden que permita la continuidad del sistema. Naturalmente, esto tiene sus propios efectos.

Con respecto a estos efectos creo oportuno transcribir unos párrafos del libro “El movimiento anti-imperialista de Jesús” de Rubén Dri, quien los describe con gran claridad:

“Uno de los efectos más nocivos de la dominación es la incorporación del dominador en el dominado. Esto introyecta al dominador. Sufre una profunda escisión, una esquizofrenia aguda. No necesita que el dominador lo castigue, él mismo se castiga, él mismo es dominador y dominado. Toda la violencia que recibe del opresor y que no puede devolver, la emplea contra sí mismo o contra los suyos.

En los momentos de mayor opresión se producen fenómenos de violencia que suelen atribuirse a la idiosincrasia del pueblo sometido. Lo que sucede es que el sujeto violentado siente una quemante necesidad de devolver la violencia, pero no encuentra la manera de ubicar a su opresor o no se atreve a hacerlo, o ve que no hay posibilidad de llevar a cabo sus violentos deseos. Éstos, lamentablemente se desvían contra sí mismos, sobre sus seres más cercanos, su mujer, sus hijos, sobre los vecinos, pobres y dominados como él. Se suceden los suicidios, los maltratos y golpes a las mujeres y a los hijos, las violaciones, las peleas en el bar, en la calle, en la cancha de fútbol. Una violencia auto destructiva parece invadirlo todo, cubrirlo todo como una mancha de aceite.

Además, la propaganda oficial lo hace sentir culpable de la situación. ¿Por qué es pobre? ¿Por qué se encuentra en una situación en la que no puede alimentar a sus hijos? Porque es perezoso, porque no quiere trabajar, porque no es inteligente. En una palabra, él es el culpable de la situación. Abrumado por la culpa no tiene fuerzas para reaccionar”.

Es cuando aparece el fenómeno del “chivo expiatorio”, surgido de la necesidad de identificar a un culpable claro de los males que no podemos explicar9. Este papel de chivo expiatorio es cubierto por los delincuentes callejeros, que son tomados como un mal del sistema, ignorando que son un efecto perverso del sistema mismo.


Delito, Pobreza y Desempleo

La ciencia está regida por leyes; estas establecen que determinadas causas producen determinados efectos. Es decir, la aceleración de un cuerpo, por ejemplo, puede determinarse mediante la aplicación de una fórmula matemática. Pero en el terreno de lo social, es el marco interpretativo lo que vale, donde el determinismo de las leyes o fórmulas no predomina. Esto significa que lo social se rige por principios, que son comunes en su enunciación, pero infinitamente variables en su aplicación. Vale decir que predomina lo probabilístico y no lo determinante. A determinadas causas es probable que como consecuencia surjan determinados efectos; determinados efectos pueden ser producto de determinadas causas. Pero nunca se tiene la certeza absoluta. Los razonamientos que se hacen son siempre hipotéticos; dado que desconocemos su valor real, pero lo consideramos como cierto.

Existe otra creencia instaurada en la sociedad que vincula directamente la pobreza con el delito. Por lo tanto se presume que todos los pobres son delincuentes (aunque un delincuente no necesariamente es pobre). Sin embargo, esta vinculación, difundida por los medios y tomada por la sociedad como verdad incuestionable es realmente incorrecta. Dice Marcelo Sain: “En 2001, el 33% de la provincia del Chaco tenía necesidades básicas insatisfechas, es decir, estaba sumida en una situación de pobreza e indigencia. Ese mismo año, allí se registraron un total de 43.444 hechos delictivos, alcanzando una tasa de 4.563,43 delitos cada 100.000 habitantes. En Formosa, provincia en la que el 33,6% de la población tenía sus necesidades básicas insatisfechas, se registraron 13.087 delitos y se alcanzó una tasa de 2.545,67 delitos por cada 100.000 habitantes. En Salta, el 31,6% de la población atravesaba idéntica situación de necesidades básicas insatisfechas y se registraron 32.791 hechos delictivos, llegando a una tasa de 3.072,20 hechos delictivos por cada 100.000 habitantes. Por su parte, también en ese año, las tasas de delitos en la Provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, en las que solamente el 15,8% 13% y 14,8% de sus respectivas poblaciones aparecía por entonces con sus necesidades básicas insatisfechas, fueron de 2.113,8; 4.004,4 y 3.091,63 hechos delictivos por cada 100.000 habitantes respectivamente. En conclusión, en las tres primeras provincias, en las que las necesidades básicas insatisfechas duplicaban a las existentes en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, las tasas de delito fueron de entre 2.500 y 4.500 hechos registrados, mientras que en las tres últimas provincias dichas tasas fueron de entre 2.100 y 4.000 hechos delictivos, es decir, casi el mismo rango que el de aquellas provincias con pobreza extrema. Este ligero panorama no dice nada acerca de las causas de los delitos cometidos en estos lugares, pero permite invalidar contundentemente la maliciosa ligazón establecida entre pobreza y delito, de lo contrario en Chaco, Formosa y Salta la tasa delictiva debería haber duplicado a la existente en Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe”10.

Otro factor a tomar en cuenta es el del desempleo. En las sociedades capitalistas el empleo asalariado es el medio principal para la supervivencia y el progreso individual. Pero aparte de dicha función, el empleo es una forma de definir un espacio de pertenencia social, es decir, que el lugar que cada uno posee en la sociedad está básicamente definido por su labor específica. A esto señala Daniel Miguez:

“(...) El solo hecho de responder “desempleado” nos ubica en un lugar de no-pertenencia, claramente señalado por el prefijo dos, no tener empleo significa en alguna medida no ser; dejar de existir, una suerte de muerte social.
Por eso el hecho de estar desocupado implica, para muchas personas, colocarse fuera de uno de los principales ámbitos de integración social(...)”11.

Pero aún así, no hay relación directa entre desempleo y delito. En otras palabras, el aumento del desempleo no trae aparejado de forma directa un aumento del delito, aunque genere condiciones propicias para ello. Una persona que ha sido criada bajo los principios y los valores del trabajo, de la honestidad y de la familia, difícilmente, al encontrarse desempleado pase instantáneamente a transformarse en delincuente. Sin embargo, pierde progresivamente la capacidad de transmitirle esos mismos valores a sus hijos.

Vale decir que el desempleo prolongado produce una modificación en la estructura de valores; un “clima anómico”, lo llaman los sociólogos; una pérdida de los incentivos que normalmente estructuran la vida cotidiana. De esta manera se genera un contexto social propicio para que grupos determinados, los jóvenes mayormente, creen una estructura de valores al margen de los tradicionalmente vigentes, vinculados a la delincuencia y al mundo del delito12.

Subrayemos entonces, que la pobreza y el desempleo no generan mecánicamente el delito; pero generan un ambiente propicio para ello; donde el delito es tomado como una fuente de ingresos alternativa y un medio de vida que con el tiempo se vuelve legítimo.


Sociedad de consumo y desigualdad social

Todo individuo como miembro y parte de una sociedad, va desarrollando sus características de individuos de acuerdo a los principios, valores, ideas y condiciones dadas, vigentes en una sociedad determinada. En otras palabras, una persona es una resultante de muy complejos fenómenos que se dan entre la permanente interacción del individuo y el contexto social en el que se desarrolla. Vale decir que las características económicas, políticas y culturales de una sociedad afectan directamente en el desarrollo del individuo13.

Como se puede apreciar en el gráfico 1, el gran aumento de la desigualdad social estuvo acompañado de un considerable incremento en los hechos delictivos. De lo que se deduce que hay una relación entre la desigualdad y el delito, así como la hay entre la desocupación y la pobreza.

Un prestigioso sociólogo norteamericano, Robert Morton, afirma que es la diferencia entre las expectativas generadas en una sociedad y las posibilidades reales de satisfacerlas lo que predispone a una persona a violar la ley14. Veamos qué nos dice Daniel Miguez al respecto:

“En sociedades que han sido tradicionalmente pobres, la miseria no genera delitos ya que no hay distancias marcadas entre lo que las personas desean y lo que poseen. Dado que esas poblaciones no conocen ni aspiran a otra forma de vida, no encuentran razones valederas para delinquir.
En otros casos, como por ejemplo la India, se produce un fenómeno diferente. Por largos períodos, en ese país han convivido sectores privilegiados junto a otros que sufren enormes privaciones. Allí, los marginados sí conocen los beneficios de las condiciones de vida de los más ricos. Sin embargo la cultura de los hindúes no propone las mismas metas para todos los sectores de la sociedad, por eso entre los más pobres no se instala la necesidad de alcanzar el nivel de vida de los sectores pudientes; sus objetivos de existencia son otros, que sí están a su alcance. Y por ello no tienen motivos significativos para delinquir”15.

Aquí en la Argentina, se han instaurado hábitos y metas de consumo en la población por encima de nuestras capacidades reales de poder alcanzarlas. Se tiene como idea que el estilo de vida occidental es el único digno de ser vivido, que si en nuestra vida no tenemos determinados artefactos que hacen que tengamos una mejor imagen, una comunicación perfecta, un transporte de lujo, etc., estamos fuera del sistema. Pero sencillamente es imposible que todos en la sociedad tengan autos nuevos, DVD, celulares y demás lujos. Sin embargo, permanentemente por la TV se nos trata de convencer de la necesidad de tener cualquiera de estos aparatos para mejorar nuestro standart de vida, aunque éste se haga a costa del desamparo de millones de argentinos. Porque económicamente, es imposible que toda la población tenga acceso a bienes de lujo que el país no produce; solo un sector reducido de la población podrá consumirlo, pero gravitará sobre las espaldas del resto que no lo consume16.

Estos comportamientos son propios de una sociedad de consumo donde las necesidades artificiales predominan sobre las reales.

Para que una necesidad sea real, debe partir del propio individuo. Por ejemplo, si una persona tiene hambre, no hace falta convencerlo de que coma, el solo crujir de su estómago sería aliento suficiente para que lo haga. En cambio, una necesidad artificial es una necesidad creada en el individuo por otro. Por ejemplo, la aparición en el mercado de un celular con capacidad de mandar mensajes a cualquier parte del mundo y posteriormente la necesidad del individuo de obtenerlo a pesar de que no conozca personas en otras partes del mundo es un caso típico donde la necesidad es creada por los medios de información que la publicitan conjuntamente con el producto que las satisface. Para profundizar un poco más en el tema, transcribiré unos párrafos de excelente libro de John Kenneth Galbraith “La sociedad opulenta”:


“Si las necesidades del individuo deben ser urgentes, tienen que partir de él mismo. No pueden ser urgentes si alguien las ha fraguado para él. Y, ante todo, no deben ser fraguadas por el proceso de producción que viene a satisfacerlas, pues esto significaría la ruina de la obsesión de la urgencia de la producción, urgencia basada en las necesidades. No se puede abogar por la producción como instrumento para satisfacer las necesidades si esa producción es la que las crea.
Si sucediese de un hombre, al despertarse cada mañana, se viese asaltado por una legión de demonios que le inspirasen unas veces una pasión por las camisas de seda, otros grandes deseos de baterías de cocina, o de bacinicas o de naranjadas, habría razón plena para aplaudir los esfuerzos que se realizan para hallar los bienes que, cualesquiera que fuesen sus peculiares características, aplacasen este fuego interno. Pero si esta pasión es el resultado de haber atraído primero a los demonios y ocurre que los esfuerzos por apaciguarlos excitan a una actividad cada vez mayor, será lógico poner en duda la cordura de la solución que se aplica al mal. Aunque se oponga a ello la actitud convencional, podría muy bien preguntarse si la solución consiste en obtener una mayor cantidad de bienes o en disminuir el número de demonios.
Por consiguiente, si la producción real crea las necesidades que procura satisfacer, o si las necesidades brotan pari passu con la producción, entonces la urgencia de las necesidades no puede ser empleada para defender la urgencia de la producción. La producción solo viene a llenar el vacío que ella misma ha creado.
(...) Se concede así al productor tanto la función de fabricar los bienes como la de elaborar los deseos que se experimentan por ellos. Se reconoce que la producción crea las necesidades que procura satisfacer no de una forma pasiva, a través de la competencia, sino de una forma activa, mediante la publicidad y las demás actividades relacionadas con ésta”.

La presencia en nuestra sociedad de hábitos consumistas fuertemente marcados y conjuntamente desigualdades sociales enormes, constituyen dos elementos clave para comprender las causas del delito callejero.

Estas expectativas creadas en el individuo, esta incapacidad de satisfacerlas sumadas al hecho de ver que otros tienen lujos en demasía y toda clase de artículos que le serían imposibles de obtener con sus ingresos, es lo que motiva al individuo a delinquir, para satisfacer sus hábitos de consumo artificialmente creados.

Si sumamos también el enorme resentimiento que produce la tremenda injusticia social de una persona que trabajando toda su vida no puede llegar a una vejez digna, o un estilo de vida para sus hijos que le asegure el nivel mínimo de felicidad al cual todos tenemos derecho. Esa angustia que produce el resentimiento se ve contrastada con personas que con una vida de esfuerzos mínimos obtienen niveles de vida mucho más elevados. Otro aporte de Daniel Miguez sobre la situación a la que se ven expuestos los jóvenes puede ayudarnos a concluir la cuestión:

“Aunque la actividad delictiva en los jóvenes no esté directamente vinculada a la obtención de recursos económicos, la falta de ellos, sobre todo en ciertos momentos de la vida cotidiana, puede inducirlos a delinquir; no solamente por la necesidad en sí, sino también por el resentimiento que esto genera.
“Estábamos solos, con mis hermanitos y con mi vieja en la casa -cita a un joven encuestado en su trabajo- y era el cumpleaños de mi vieja y no teníamos nada para festejar. Ni una torta, nada. Y yo le dije a mi vieja, quedate tranquila que hoy vamos a festejar, tenía bronca, no se que tenía que mi vieja laburaba y había laburado toda su vida y ni en el cumpleaños podía festejar y salí... y esa noche mi vieja tuvo su cumpleaños con todos los vecinos si o si”17.
Privación natural y resentimiento van de la mano; los jóvenes perciben la situación a la que se ven expuestos ellos y sus familias como profundamente injustas. En la mirada de los pibes hay formas que ellos consideran básicas y legítimas, formas que no están normalmente a su alcance”.

Sobre la base de lo expuesto podemos afirmar que la enorme injusticia social y la espantosa desigualdad social se relacionan con el aumento de la actividad delictiva de los últimos veinte años.


Las instituciones:

Policiales

Hasta ahora hemos considerado como fuente de la inseguridad a las transformaciones producidas en la sociedad a lo largo de los últimos años. Pero los factores hasta el momento tratados están lejos de constituir las causas principales de la extraordinaria expansión de las actividades propias del crimen organizado que actúan en la Argentina y más precisamente en el Gran Buenos Aires. El robo de automóviles y el posterior desmantelamiento en desarmaderos para la venta ilegal de autopartes, el tráfico de drogas, el robo de mercancías de los famosos piratas del asfalto, el asalto a camiones blindados o bancos, etc., son actividades complejas que no se producen por el crecimiento de la marginalidad social y la pobreza. Estas son producidas como efecto de la degradación de las instituciones policiales y judiciales, que muchas veces no solo permanecen inactivas frente a estos hechos, sino que los promueven y los organizan; constituyendo su accionar un factor clave de la generación de la inseguridad. La Policía Bonaerense es un ejemplo típico18.

Dejemos describir a Marcelo Sain las funciones que deberían tener las instituciones policiales:

“En las sociedades modernas, la función policial es atribuida a determinados miembros de un grupo social con el fin de prevenir y reprimir, en nombre de la colectividad, la violación de ciertas reglas que rigen la vida social de ese grupo, para lo cual éste podría usar la fuerza cuando ello fuera necesario. Esto no significa, por cierto, que la función policial se reduzca solamente al uso de la fuerza y que no suponga el uso de otros medios de acción asentados en el ejercicio de ciertas modalidades de influencia. Sin embargo, es la posibilidad última de la utilización del recurso a la coacción física en donde se manifiesta la especificidad de la función policial dentro del espectro de labores institucionales inscriptas en el control social.
En una democracia, las tres funciones básicas de la institución policial se restringen a (1) la prevención, lo que implica la efectivización de un conjunto de actividades institucionales tendientes a evitar o abortar la decisión de cometer un delito o impedir la realización de hechos o actos que impliquen un delito; (2) la intervención en la represión de delitos a través de su participación en la investigación criminal, lo que abarca la constatación de los hechos delictivos perpetrados, la búsqueda y reunión de elementos de prueba y la identificación y localización de las personas sospechadas de ser responsables de los mismos, todo ello bajo la conducción policial; y (3) el mantenimiento de la situación de seguridad pública, mediante acciones que apunten a prevenir, neutralizar y conjurar cualquier tipo de hecho, falta o comportamiento –violento o no- que obstruya, limite o cercene la paz social y la libertad personal o vulnere la situación de seguridad de las personas. Así, el horizonte funcional de la policía es la protección ciudadana frente a ciertos riesgos o actos que suponen una lesión concreta a las personas en una situación de seguridad pública, es decir, a cierto o ciertos derechos y libertades. Sin embargo, para que dicha acción limitativa no implique extra limitaciones, abusos o arbitrariedades que no solamente impiden prevenir o conjurar aquellas conductas violatorias de derechos sino, peor aún, que se constituyan en una fuente de violaciones de derechos y por ende de cercenamientos y vulneraciones a la situación de seguridad institucionales efectivos. Por ello, la función policial implica el ejercicio de un servicio de protección a los derechos y libertades de las personas frente a eventos o actos que supongan la vulneración de una situación aceptable de seguridad pública, pero dicha función general debe ser ejercida respetando y adecuando siempre la actuación policial a la legalidad que enmarca esos mismos derechos y de la que derivan un conjunto de normas regulatorias del accionar. Esto significa que, en un estado democrático de derecho, esta actuación está regida siempre y en todo momento, por el principio de la legalidad”19.

Habíamos desarrollado anteriormente la función del aparato legal en un país con características como las de la Argentina. Pero lo expuesto por Sain nos sirve para entender cual debería ser el rol de las fuerzas policiales y luego contrastarlo con el que realmente cumplen.

La violación del derecho a la vida por parte de las instituciones de seguridad es una práctica extendida en la Argentina. Según el C.E.L.S. (Centro de Estudios Legales y Sociales), entre el primer semestre de 1996 y el primer semestre de 2004, en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano bonaerense, 2428 personas murieron en hechos de violencia en los que participaron funcionarios de las instituciones de seguridad. Las prácticas policiales más reiteradas que producen estos resultados son enfrentamientos fraguados, ejecuciones y abusos de la fuerza20.

En el gráfico 3 podemos observar que las prácticas violentas de las fuerzas de seguridad se concentran en adolescentes y jóvenes. Del total de personas muertas en hechos de violencia policial, de las que se tienen datos sobre su edad, el 67% son menores de 25 años.

La responsabilidad de las fuerzas de seguridad en la generación de altos niveles de violencia puede observarse también al comparar la cantidad de muertos en hechos de violencia –civiles y policiales- con el total de homicidios dolosos (Gráfico 4).

Ante la luz de los datos revelados es innegable que las fuerzas policiales constituyen una fuente importante de promoción del delito, haciendo burla de los principios que deben regir a dichas instituciones.

Algo que vale la pena señalar es la abultada cantidad de sospechas que entorno a la Policía Bonaerense circulaban, a raíz de la ola de violencia que produjo en pocos días una enorme cantidad de personas asesinadas en circunstancias poco casuales; torturadas, descuartizadas, ejecutadas y degolladas. El Ministro de Seguridad provincial opinaba sobre esto: “Hay hechos delictivos que tienen señales mafiosas, sobre todo cuando existe una desproporción de la violencia utilizada para generar mayor dolor a la víctima y conmocionar a la comunidad”21.

Esta ola de violencia llegó a su máxima expresión el 12 de Agosto del 2002 cuando fue hallado el cadáver de Diego Peralta, cerca de una tosquera que une a la Ciudad de Buenos Aires con La Plata. Tenía 16 años, era miembro de una familia humilde de un barrio pobre del Gran Buenos Aires; había sido secuestrado el 5 de Julio. Aunque el rescate fue pagado el 20 de Julio, el adolescente había sido asesinado inexplicablemente el día 8 de ese mismo mes.

El secuestro en sí fue particularmente curioso. Si el objetivo era el lucro mediante la obtención de un rescate, la condición social de la víctima lo dificultaba de antemano. De hecho, el poco monto cobrado (nueve mil pesos y dos mil dólares), era considerablemente poco para cubrir los gastos del operativo. Las negociaciones con la banda se mantuvieron durante quince días después de haber sido asesinado y ocultado el cadáver de Diego Peralta.

“Los jueces Alberto Durán y Sergio Dugo indicaron, en su fallo sobre el caso Peralta, que el accionar policial en el momento del pago del rescate fue “magro e ineficiente”. “Cómo es posible que un acto operativo de la importancia del que aquí analizamos no estuviera ya previamente organizado por el personal policial a cargo de la investigación, la programación en la cual constará cómo se iban a poner en marcha todos los mecanismos y engranajes necesarios para el seguimiento de quien debía entregar el dinero, el rastreo del rodado en el cual éste se dirigía, y la bolsa conteniendo el dinero a entregar, la eventual persecución de los delincuentes que necesariamente iban a concurrir en la búsqueda del dinero requerido, la preparación de los efectivos para el hipotético enfrentamiento con los delincuentes, los distintos medios de locomoción que utilizarían para esa operación, la logística en comunicaciones que debía asignarse al personal al que se le encargaran dichas actividades, en fin, las circunstancias más elementales que estamos acostumbrados a observar en la mayoría de los procedimientos policiales por delitos de esta naturaleza, que son aquellos que derivan del sentido común y de la aplicación de la más elemental lógica. Todo ello fue en cambio un desastroso accionar policial que abandonó a la suerte a un ciudadano que había perdido a su hijo por secuestro hacía quince días, quien sólo atinó a cumplir las órdenes de los delincuentes pensando que así volvería a tener consigo y con vida a su hijo desaparecido”, señalaron los citados magistrados” 22.

El Subsecretario de Planificación y Logística de la Seguridad provincial (Marcelo Sain), al día siguiente del hallazgo del cadáver de Diego Peralta, señaló que “el sistema provincial servía para financiar a la política” a través del “juego clandestino, la prostitución y el narcotráfico”. “Detrás de cada problema policial hay un problema político”.



Conclusión

A raíz de lo expuesto durante el desarrollo de este trabajo; podemos afirmar que la problemática de la inseguridad gravita sobre la base de una multiplicidad de fenómenos que constituyen, en su conjunto, las causas del problema. En efecto, para su solución, es preciso aplicar prudentemente una serie de medidas preconcebidas y articuladas políticamente, que actuando sobre las causas, neutralicen los efectos.
No fue objetivo de este trabajo el proponer soluciones, pero si el de realizar el análisis que las antecede. Esperamos que el lector, a través del recorrido por estas paginas, haya descubierto o reafirmado que los problemas que agobian a la sociedad no suelen ser tan sencillos como los plantean los intelectuales de los grandes medios, o como los describen los supuestos expertos, o como se deduce del entramado de noticias que exponen los famosos noticieros. Como lo hemos señalado anteriormente, el problema de la inseguridad constituye tan solo un aspecto de la cruda realidad del drama nacional. Como éste, tantos otros podríamos analizar y presentar trabajos; sobre la crisis en la educación, la destrucción de nuestro sistema de salud, la desocupación galopante, la espantosa muerte que las recién nacidas generaciones encuentran como producto de la pobreza, la miseria y la indigencia en niveles históricamente altos, la privatización de nuestra economía, la extraordinaria concentración de la riqueza, la fuga de capitales, la deuda externa, la contaminación ambiental, el despojo de nuestros recursos naturales, etc. Todos ellos son, en su conjunto, el problema nacional y todos están en algún aspecto relacionados entre sí de manera tal, que para estrato claro de alguno de ellos es necesario inmiscuirse en algún otro. Pero de algo sí podemos estar seguros, y es de que es indispensable solucionar de manera prioritaria el problema económico, cuya causa es la creación de un grupo sumamente reducido y sumamente rico que despoja a las amplias mayorías de los recursos indispensables para una vida sana y digna; y que las condena a la miseria y a la pobreza; a la desnutrición de los niños y a la tristeza de la vejez, a una existencia indigna, a una degradación de la categoría humana. Hasta que no se utilice la economía como un instrumento subordinado al bienestar general, asegurando una equitativa y más igualitaria distribución de la riqueza, las crisis sociales y políticas se irán sucediendo, y todo problema latente en la sociedad estará vinculado, de un modo o de otro, al problema económico.
Pero los cambios no se producen solos y los procesos sociales que los generan suelen producirse al margen de las consciencias. Sólo cuando los argentinos tomemos conciencia de que el destino de cada uno esta directamente vinculado al destino de todos, cuando tomemos conciencia de que no nos podemos realizar como individuos en una sociedad que no se realiza en ellos, habremos dado el primer paso hacia una Argentina mejor. Para todo cambio, y más aún para la dimensión del que nosotros necesitamos, se hace indispensable la unidad, y para unirse es necesario comprender; y para comprender se hace indispensable conocer. Conocer la comunidad de intereses que rigen en la sociedad argentina resulta fundamental para comprender su funcionamiento; esto es lo que hemos hecho, a lo largo de este trabajo, abocados a la cuestión de la inseguridad. Tema en el cual los grandes medios de información promueven el empleo de la funesta “mano dura”, reprimiendo a las clases populares marginadas y explotadas con el fin de mantener el orden en la sociedad con el mutuo enfrentamiento de las clases que la integran, reduciendo el problema a un asunto de pobres, desviando la atención del enorme saqueo nacional perpetrado por ese grupo reducido de criminales sumamente ricos, cuyas consecuencias nefastas integran el núcleo del verdadero problema argentino.
Sin independencia económica, sin soberanía nacional y sin justicia social, no tendremos jamás una Argentina segura.





Agradecimientos:

A Mariano Facundo Contreras, sin cuyo invalorable esfuerzo este trabajo no se hubiese presentado a tiempo.



[1] Raul Scalabrini Ortiz “Política Británica en el Río de la Plata” (Editorial Plus Ultra 2001)
2 Daniel Miguez “Los Pibes Chorros” (Colección Claves Para Todos) 2004.
3 Cabe transcribir unos párrafos de H.A. donde explica el comportamiento de la clase media(...) “teme al desorden en la medida en que toda su existencia está ordenada por el sueldo mensual, la vida mensualmente contabilizada. El miedo al desamparo lo hace venerar las instituciones conservadoras y si bien cree en el progreso humano, se atemoriza ante el cambio social. Esta es la causa de que en las épocas convulsionares los partidos del orden lo conviertan en un ciudadano moderado, en sostén de la familia y amigo de las reuniones frente a la estufa en las noches de invierno. Todo lo desconocido lo aterra como el vacío. La rutina, el horario, el respeto meticuloso a la jerarquía son su ética de clase. Sus ideales son tan morales como grandes en las frase y minúsculos en la práctica. En política está convencido de su imparcialidad de sus juicios, pues su norma junto a la fe en el progreso indefinido, en la humanidad, en la realidad de la vida y por ese miedo al cambio, es el “justo medio” aristotélico tal cual lo entiende el que está en el medio”. J.J. Arregui “La formación de la consciencia nacional”. Ed. Plus Ultra, 1973.
4 Dice Alberto Binder (...) “ un Ciudadano con miedo es mucho más manipulable y mucho menos crítico; y además, está dispuesto a transferir más poder que un ciudadano que vive seguro y no está atemorizado”. Policías y Ladrones (Col. Claves Para Todos, 2004).
5 (..) En un individuo, la angustia será provocada por la magnitud del peligro o por la ausencia de ligazones afectivas. (...) De igual modo, el pánico nace por el aumento del peligro que afecta a todos, o por el cese de las ligazones afectivas que conexionaban a la masa (...). No hay duda posible, el pánico significa la descomposición de la masa; trae por consecuencia el cese de todos los miramentos recíprocos que normalmente se tienen los individuos de la masa.
La ovación típica de un estallido de pánico se asemeja mucho a la manera como la figura de Nestroy en su parodia del drama de Hebbel sobre Judit y Holofresnos. Grita un soldado “¡El general ha perdido la cabeza!” y de inmediato todos los asirios se dan a la fuga. La pérdida en cualquier sentido del conductor, el no saber a qué atenerse sobre él, hasta para que se produzca el estallido del pánico, aunque el peligro siga siendo el mismo; como regla, al desaparecer la ligazón de los miembros de la masa con su conductor, desaparecen las ligazones entre ellos y la masa se pulveriza como la lágrima de Botavia al que se le rompe la punta”. Sigmound Freud “Psicología de masas y análisis del yo”.
6 “El derecho aislado de las condiciones económicas en las que nace y a las que sirve, es una abstracción de justicia(...) “Justo es lo que agrada al poderoso” (Imperialismo y Cultura) J.J. Arregui. Ed. Plus Ultra 1973
7 Citado por J.J. Arregui “La formación…
8 Policías y Ladrones (Alberto Bender) Claves para Todos. 2004.
9 Policías y Ladrones (Alberto Bender) Claves para Todos. 2004.
10 “Política, Policía y Delito”, Marcelo Sain (Colección Claves para Todos 2004)
11 “Los Pibes Chorros”, Daniel Miguez (Colección Claves para Todos 2004)
12 “la familia contemporánea tiende a asumir la forma de una “red de relaciones” que, en lugar de ser responsable de transmitir el patrimonio cultural y moral de una generación a otra, tiende ahora a privilegiar la construcción de la identidad personal”. “Educación Popular Hoy” Juan Carlos Tedesco (Colección Claves para Todos 2005)
Peter Waldmann, al estudiar lo que llama “el Estado anómico” en América Latina, señala estas cuatro características: (1) El estado contribuye a desorientar y confundir a los ciudadanos, en lugar de brindar un marco de orden; (2) Esto es así porque el Estado crea regulaciones “ficticias” por las que luego no se preocupa o no puede hacer cumplir, dejando que esos ámbitos queden en manos de las luchas de intereses sectoriales; (3) Los Propios funcionarios del Estado (administradores, jueces, policías) son causa de irritación, inseguridad y temor, ya que ellos mismos no cumplen las leyes y usufructúan los privilegios; (4) Ese Estado carece de legitimidad elemental, es decir, no goza de la confianza de los ciudadanos.
13 Pierre Bourdiu “Outline of a Theory of Practice” Cambridge, Cambridge University y Press. 1977.
14 “Teoría y estructuras sociales” Robert Morton. México, Fondo de Cultura Económica.
15 “Los Pibes Chorros”, Daniel Miguez (Colección Claves para Todos 2004)
16 “El Progreso Improductivo” Gabriel Zaid (Ediciones Antropos, Buenos Aires, 1984)
17 “Los Pibes Chorros”, Daniel Miguez (Colección Claves para Todos 2004)
18 “Policía, Política y Delito”, Marcelo Sain (Colección Claves para Todos 2004)
19 “Policía, Política y Delito”, Marcelo Sain (Colección Claves para Todos 2004)
20 Derechos Humanos en Argentina, Informe 2004 (C.E.L.S.)
21 Citado por Marcelo Sain en “Política, Policía y Delito” (Colección Claves para Todos 2004)
22 Citado por Marcelo Sain en “Política, Policía y Delito” (Colección Claves para Todos 2004)

ACTUALIZACIÓN POLÍTICA Y DOCTRINARIA PARA LA TOMA DEL PODER


Juan Domingo Perón
Actualización política y doctrinaria
para la toma del poder
Madrid, junio, julio y octubre, 1971


Contenido:

Primera Parte: El Justicialismo, la unidad y la identificación del enemigo.

Segunda Parte: Conducción política y guerra integral.

Tercera Parte: Transvasamiento, organización y socialismo nacional.

PRIMERA PARTE
El justicialismo, la unidad y la identificación del enemigo
La concepción justicialista y el problema de la liberación
Perón: La concepción justicialista que nace en 1945, es una concepción simple, con una
base filosófica firme, y que obedece a un concepto cristiano y humanista de la política.
Indudablemente que el mundo ha venido desarrollando una evolución que hay que
captar si queremos darle una continuidad congruente en el futuro. Es ahí de donde parte
el justicialismo. Es indudable que el capitalismo que se instaura como sucesor del
medioevo, trae consigo la empresa, la máquina que modifica extraordinariamente la
actividad de la comunidad.
La etapa capitalista
No podemos negar que en los dos siglos de acción del capitalismo, el mundo -técnica y
científicamente- ha progresado más que en los diez siglos precedentes.
Aunque, indudablemente, ese progreso ha gravitado sobre las espaldas de los pueblos,
que han vivido sacrificados y miserables durante esos dos siglos. Llegamos a este
momento en que se ha producido una gran revolución, con aspiraciones de ser
revolución mundial, la Revolución Rusa, y que un sinnúmero de revoluciones ha
explotado en el mundo como reacción contra ese sistema, que impone el sacrificio de
los pueblos para el avance científico y técnico de la humanidad.
La etapa socialista
Indudablemente que hoy los pueblos están muy esclarecidos en razón de los medios de
comunicación; de la televisión, de la radio, los diarios, las revistas, en fin... Eso ha
esclarecido las masas populares que han llegado a darse cuenta de que se prepara para el
futuro otro sacrificio semejante, para también obtener un progreso parecido. Y ya no
quieren los pueblos que eso se realice sobre el sacrificio, el dolor, el hambre y la miseria
de ellos. Así es como nosotros lo concebimos. Entonces es necesario que ofrezcamos a
los pueblos la posibilidad de que trabajen felices, con un grado suficiente de dignidad,
para un progreso técnico y científico de la humanidad, que quizá no sea tan grande
como el que ha venido asegurando el capitalismo, pero, por lo menos, que no sea sobre
el sacrificio de nadie. Pueblos felices, trabajando por la grandeza de un mundo futuro,
pero sin sacrificios y sin dolor. Que eso es lo humano, que eso es lo natural, y que es
también lo científico.
Justicialismo, socialismo nacional
Entonces debe haber una tercera posición que es la que concibe el justicialismo, donde
el hombre, en una comunidad que se realiza, pueda también realizarse como ente
humano. Esa es la verdadera concepción justicialista que venimos expresando desde
hace veinticinco años. Las dos terceras partes de los habitantes del mundo y sus
comunidades están pujando por colocarse en esa tercera posición.
La tercera posición
El antiimperialismo del Tercer Mundo
Tan distante de uno como del otro de los imperialismos dominantes, lógicamente, el
Tercer Mundo está en la tercera posición. La evolución de la humanidad ha ido hacia
integraciones mayores: del hombre a la familia, la tribu, el estado primitivo, el estado
feudal, la nacionalidad -que hemos vivido los de mi generación-. Ahora ustedes vivirán
la etapa que sigue: continentalismo. Y es posible que sus nietos y sus bisnietos lleguen a
la futura y última integración, que es el universalismo como aspiración de una
humanidad realizada.
Liberación nacional y social
Liberación continental
Si nuestra liberación es inseparable de la liberación continental, ¿debemos coordinar
también esta lucha con la de Asia y África? ¿Es esta lucha del Tercer Mundo la que
puede universalizar la liberación del hombre?
¡Natural!, es el Tercer Mundo, y hoy nosotros, los que trabajamos dentro de esta línea,
estamos en el Tercer Mundo y trabajamos en el Tercer Mundo, y estamos conectados
todos los dirigentes populares de América con ese Tercer Mundo, como estamos
conectados con la idea de la liberación del continente, trabajando para eso. Y creemos
que la juventud, la gente del futuro, debe aferrarse a esa posición, porque ésa será la
posición del futuro.
La continuidad de la vieja guerra por la segunda independencia
Esta concepción, digamos, esta vocación independentista y liberadora, ¿es también
continuidad de las viejas vocaciones nacionales, la "guerra patria"?
¡Y natural! Natural, en nuestro país no es un secreto para nadie que el imperio inglés se
fundó sobre los despojos del imperio español. Nosotros, colonia española, pasamos a ser
colonia inglesa.
La línea entreguista
Por eso en la Argentina ha habido una línea anglosajona y una línea hispánica. La línea
hispánica ha sido la que siguió con la idea independentista, la otra es la línea colonial.
La línea nacional
Y en nuestro país la línea nuestra es la línea, diremos, de la Primera Junta, que era
independentista. De Rosas que defendió eso, de Irigoyen, que fue otro hombre que
también defendió eso. Y de Perón. Todos los demás gobiernos argentinos han
pertenecido a la línea anglosajona y la han servido, de una manera directa o indirecta.
De manera que todo esto tiene una continuidad histórica, porque los países están
viviendo el reflejo del resto del mundo.
La integración latinoamericana
La Patria Grande
Ya en el año 1949 dije, con motivo del Tratado de Complementación Económica -que
tenía por finalidad constituir una comunidad económica latinoamericana con fines de
integración continental-, que el año 2000 nos encontrará unidos o dominados. Pero han
pasado los años. Y hoy vemos auspiciosamente surgir revoluciones salvadoras en varios
países hermanos del continente: Cuba, Chile, Perú, son dignos espejos en los que han de
mirarse muchos otros latinoamericanos que luchan por la liberación. Ahora es preciso
que, sin pérdida de tiempo, se unan férreamente, para conformar una integración que
nos lleve de una buena vez a constituir la patria grande que la historia está demandando
desde hace casi dos siglos. Y por la que debemos luchar todos los que anhelamos que
nuestros actuales países dejen de ser factorías del imperialismo, y tomen de una vez el
camino de grandeza que nos corresponde por derecho propio. El futuro de un mundo
superpoblado, y superindustrializado será de los que dispongan de mayores reservas de
comida y materia prima. Pero la historia prueba que tales reservas son solución sólo si
se las sabe y se las quiere defender contra el atropello abierto o disimulado de los
imperialistas.
El Movimiento Justicialista
La única fuerza cívica que conserva su estructura y su potencia es el peronismo, y
dentro de él la clase trabajadora. Estas fuerzas representan el eje del movimiento
revolucionario nacional.
Pero, ¿qué es lo que define, hoy, en la Argentina a una persona como peronista?
Peronista para mi, como conductor del Movimiento, es todo aquél que cumple la
ideología y la doctrina peronista. Por otra parte, nosotros esto lo hemos aclarado bien en
el Movimiento: hay un decálogo peronista, donde dice cuales son las diez condiciones
básicas que debe llenar un hombre para ser, sentir, y poderse decir peronista.
Primero la Patria, después el Movimiento
De manera que persuadido de esa verdad él la sirve. Eso es ser peronista.
Indudablemente que en este momento hay un desplazamiento natural hacia el peronismo
que nos lo da el éxito de toda esta larga lucha de los dieciséis años pasados desde el ‘55
hasta hoy. En eso no hay que extremar la cosa, el Movimiento Peronista jamás ha sido
ni excluyente ni sectario. Nuestro Movimiento por ser de una tercera posición, es un
movimiento de gran amplitud, ése es el peronismo.
La incorporación al Movimiento
Ahora, dentro de la acción política que se desarrolla todos los días, vemos mucha gente
que proviene de otros sectores políticos, que pueden ser del comunismo, o pueden ser
del conservadorismo. Porque de todo hay en la huerta del Señor. Por aquí han pasado
las más diversas tendencias, yo a todas les digo exactamente lo mismo: vean señores,
cuando nosotros formamos el Justicialismo vinieron hombres conservadores como el
doctor Remorino (era secretario de Julito Roca, así que imagínese, el riñón de la
oligarquía) ¡Y fue un gran peronista!, un buen servidor y un gran peronista. Del otro
lado vinieron sectores socialistas, como Bramuglia, como Borlenghi, como, en fin, un
montón. Y también del comunismo. Y todos esos hombres han demostrado a lo largo de
estos años, que han sido buenos peronistas, ¿por qué vamos a presuponer que un
hombre que se incorpora hoy, en vez de haberlo hecho hace veinticinco años va a ser
peor que esos que se incorporaron entonces? En ese sentido, el Movimiento
Justicialista, para ser realmente justicialista, debe admitir que todos los hombres pueden
ser buenos, y que todos pueden tener razón, e incorporarlos a servir al Movimiento.
El peronismo no es sectario ni excluyente
En ese sentido, con todo lo que ha pasado en el país, yo pienso que habrá un sector mal
intencionado, pero más que nada ha sido un sector desaprensivo o ignorante. Y el bruto
es siempre peor que un malo, porque el malo suele tener remedio, el bruto no. He visto
malos que se han vuelto buenos; jamás un bruto que se haya vuelto inteligente. De
manera que todo esto que uno va echando a la balanza, en la apreciación de los
hombres, debe servirle para calificar y para compensar; eso es conducción. Los hombres
son útiles en la medida de su capacidad y su buena intención. El hombre bien
intencionado, aun cuando no sea muy capaz, suele servir.
Sacrificar pasiones e intereses
Es indudable que el hombre no puede ser perfecto, entonces tiene sus pasiones y tiene
sus intereses. Las pasiones y los intereses individuales son los que desvían y deforman
la actuación peronista. Porque no podemos pedir que en cada peronista haya un santo o
un héroe, ésos no salen todos los días. Es bastante con que sea un hombre con sentido y
con sentimientos peronistas. Es lo que más podemos exigir.
Un hombre de nuestro Movimiento podrá tener cualquier defecto pero el más grande de
todos será no ser un hombre del pueblo.
En la política esto es tan cierto como en la vida. En consecuencia, todas estas
condiciones son las que debe reunir un peronista, o un justicialista.
El Movimiento Peronista es de todos los que lo formamos y defendemos y allí radica el
derecho que cada peronista tiene de sentir y de pensar para el beneficio común como lo
establece un viejo apotegma peronista: "Que todos sean artífices del destino común,
pero ninguno instrumento de la ambición de nadie"
Los hombres que vengan al peronismo deben hacerlo con la voluntad decidida de poner
todos los días algo de su parte para ennoblecerlo y dignificarlo.
Eso es, en pocas palabras, y en síntesis, el Movimiento Justicialista.
Compañeros y aliados, traidores y enemigos
El Movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra
el enemigo ni por la causa del pueblo, es un traidor. Quien lucha contra el enemigo y
por la causa del pueblo, es un compañero. Y quien lucha contra un compañero es un
enemigo o un traidor.
Dice Mao Tsé Tung que el que lucha contra un compañero es que se ha pasado al bando
contrario. Esto lo hemos observado todos, no hay peronista que no haya observado este
tipo de disidencia sospechosa, pero más que nada negativa para el trabajo de conjunto
que debemos realizar. En el Movimiento Peronista esto tiene su remedio, porque el
Movimiento Peronista ha sido creado y conducido en forma de desarrollar sus propias
autodefensas. En esto hay una tremenda similitud entre el organismo fisiológico y el
organismo institucional; en el organismo fisiológico ocurre un fenómeno del cual
debemos aprender.
Si el hombre no tuviera sus autodefensas hace miles de años que hubiera desaparecido
de la tierra. Solamente son las autodefensas las que conservan la especie. No son ni los
médicos ni la penicilina, desgraciadamente. Ahora, ¿cómo se generan las autodefensas?
El protector de ella es el microbio, germen patógeno que entra al organismo, que a su
vez genera sus propios anticuerpos, de los que salen las vacunas, las inmunidades que
crea la propia enfermedad. Esos microbios generan esos anticuerpos y son estos
anticuerpos las autodefensas del organismo.
En lo institucional pasa lo mismo: cuando el Movimiento Justicialista fue creado, yo me
persuadí de esta necesidad y de esta verdad, y dejé actuar al Movimiento con la mayor
libertad posible. Cada uno hizo lo que quiso dentro de él. Claro que eso dio lugar a que
aparecieran algunos de los que se denomina traidores en política o tránsfugas, como los
llaman otros. Pero, ¿qué son los tránsfugas? o ¿qué son los traidores dentro del
organismo institucional de la política? Y, son los microbios, y generan las autodefensas
que ya se han producido dentro del Movimiento. Es decir, el Movimiento se defiende de
por sí, porque los movimientos o los partidos políticos o las organizaciones que no
tienen sus autodefensas desaparecen, como habría desaparecido el hombre si no tuviera
las suyas. Por eso la conducción de un movimiento político ha de pensar en la necesidad
de dar esa absoluta libertad. Ahora hay que tener en cuenta que cuando aparece un
hombre de nuestro Movimiento que lucha contra otro hombre de nuestro Movimiento,
puede ser lo que dice Mao, "que se haya pasado al bando contrario". Pero generalmente
defiende un interés no un ideal, porque el que defiende un ideal no puede tener
controversias con otro que defiende el mismo ideal. Es que en la política además de los
ideales juegan los intereses, desgraciadamente. Y hay horas distintas en la política: el
1955 fue la Hora de los Enanos; en 1971 es la Hora de los Logreros. Entonces
naturalmente, son esos intereses los que han venido y siguen jugando. Pero el peronista
debe darse cuenta de que cualesquiera que sean sus intereses no deben estar sobre el
ideal que todos defendemos y por el cual todos debemos luchar, por eso el justicialismo
creó un apotegma que dice que "para un peronista no puede ni debe haber nada mejor
que otro peronista". Entonces, ¡cómo es posible que un señor que está en la misma lucha
esté luchando contra otro peronista, cuando tiene un enemigo contra quien naturalmente
debe luchar!
El Movimiento tiene enemigos de afuera y enemigos de adentro: quien no lucha contra
el enemigo ni por la causa del pueblo, es un traidor. Quien lucha contra el enemigo y
por la causa del pueblo, es un compañero. Y quien lucha contra un compañero es un
enemigo o un traidor.
Claro, todo esto es consecuencia de poner en armonía la necesidad de crear las
autodefensas dando absoluta libertad de acción a todo el que se desempeñe dentro del
Movimiento. Esto tiene de favorable la creación de las autodefensas. Naturalmente que
en la vida no todos los factores son favorables. Hay un factor desfavorable, y es el que
muchas veces se empeñan en lucha fracciones de nuestro Movimiento, en contra del
objetivo común que perseguimos. La conducción debe ejercer sobre todas las fuerzas -
sin violencia- su acción persuasiva, que es lo que trato de hacer yo. Es decir, que el que
conduce el conjunto debe ser una suerte de Padre Eterno que bendice "urbi et orbe", e
influenciar a todos para que esa bendición los alcance en forma de encaminarlos hacia el
objetivo y desviarlos de los objetivos sospechosos, que sostienen intereses parciales.
Porque en política, sobre todo en el ambiente dirigente, es donde están todos los
problemas; en la masa no hay ningún problema. Es que entre los dirigentes sucede que a
menudo cada uno de ellos lleva un gallito bajo el brazo, y defiende sus intereses y los
intereses de su gallito. Esto es, indudablemente, en este momento perceptible. Pero debe
ser corregido. Cuando hay dirigentes que no están en lo que están todos los demás
dirigentes, hay que desconfiar de ellos. Esos andan en algo inconfesable, aunque den
otras razones. Y eso nosotros lo hemos tenido en evidencia durante estos dieciséis años
muchas veces. Sin embargo, la misma organización sindical o el Movimiento...
Las autodefensas son las bases del Movimiento
...se ha encargado de aplicar las sanciones que las autodefensas han aconsejado.
Cualquiera, en el escenario en que se lucha, se lucha por la misma causa; de manera que
no hay que mirar al costado para ver qué hace el compañero, hay que mirar al frente
para ver qué hace el enemigo.
Es decir que desde los que trabajan en todos los frentes de superficie, a los que trabajan,
digamos, en organizaciones de activistas, con todos...
Todos están luchando por lo mismo, porque el dispositivo de la lucha táctica necesita
estar articulado: unos están en una acción contemplativa, otros están en una acción de
superficie, otros están en una acción violenta y activa, otros se están preparando para la
futura acción con estudios tecnológicos, etc. Cada uno de ellos está trabajando para lo
mismo.
Identificar aliados y enemigos
¿Cómo identificamos al aliado y al enemigo? Usted definió al compañero y al traidor,
¿Puede definir al aliado?
Bueno, un aliado es el que trabaja por la misma causa que trabajamos nosotros.
También lo dice Mao: "Lo primero que el hombre ha de discernir cuando conduce es
establecer, claramente, cuáles son sus amigos y cuáles sus enemigos", y dedicarse
después, esto ya no lo dice Mao, lo digo yo: al amigo todo, al enemigo ni justicia.
Porque en esto no se puede tener dualidades. Todo el que lucha por la misma causa que
luchamos nosotros, es un compañero de lucha, piense como piense. Y sobre todo,
nosotros no tenemos que tener suspicacias en ese sentido, porque ninguno de los grupos
que se incorporan al peronismo, con buenas y otras veces con peligrosas intenciones,
nos harán peligrar a nosotros. Porque todavía nadie ha conseguido teñir el océano con
un frasco de tinta. En toda la marcha de nuestro Movimiento, hemos demostrado que no
ha habido fuerza política capaz de enfrentarse con nosotros, y en el futuro habrá menos,
porque ya hoy estas cosas se están esclareciendo convenientemente como para que cada
argentino pueda pensar lo que conviene al país. Ahora, indudablemente, quizás eso no
sea lo que le convenga a él. Por la, diremos, compartimentación de intereses. Pero lo
que le interesa y conviene al país es indudablemente la realización de nuestras ideas, y
no las que acaban de fracasar a través de esta dura, amarga y triste experiencia de
dieciséis años de desorganización, de desgobierno, de injusticia y de arbitrariedad.
Los enemigos de la patria son los enemigos del pueblo. La Argentina actual es un
satélite del imperialismo yanqui y su gobierno está al servicio de la oligarquía y de la
burguesía. Su pueblo, lógicamente, está tan en contra del imperialismo como de la
oligarquía y de la burguesía, pero especialmente opuesto al gobierno que les sirve y a
las fuerzas de ocupación que lo hacen posible
La unidad y la solidaridad
Si en esta situación de guerra, como usted dice, general, cada compañero lucha como
puede o con los medios que tiene, y que no todos pueden ser héroes o combatiente.
¿cuál es el tipo de solidaridad y de unidad que debemos tener todos los peronistas? y
¿qué solidaridad debe brindarse a aquellos compañeros que están realizando la lucha
activa y armada?
Bueno, naturalmente por principio cada peronista debe ser solidario con cualquier otro
peronista que lucha en cualquier otra parte. Naturalmente que esta gente que se está
sacrificando es la que merece nuestro mayor respeto y nuestro mayor estímulo, pero
nosotros no solamente somos solidarios con ellos, somos solidarios con todos los que
están en el dispositivo luchando cada uno a su manera, porque aquí cada uno lucha de
acuerdo a las condiciones que tiene para luchar. Cada uno agrega una pequeña acción.
Porque no se le puede pedir a un movimiento multitudinario como el nuestro, que esté
formado por santos y por héroes. Hay héroes y hay santos, pero no son todos. Los
demás son hombres. Entonces somos solidarios en mayor medida con aquellos que se
someten a un mayor sacrificio, eso es lo usual, eso es lo natural. Por eso digo, la
solidaridad de que yo he hablado es para conseguir la unidad. La unidad nos da la
fuerza, la solidaridad nos da la cohesión, y mantiene esa cohesión. La organización
utiliza ese dispositivo dándole las formas naturales para la ejecución de la misión a que
va a ser sometido. Pero la solidaridad es la base de la cohesión. Y esa solidaridad es la
que hay que cultivar desde un sector para otro y de la misma manera, y de eso he
hablado ya mucho con los dirigentes. La solidaridad nuestra está ya en un apotegma
peronista, que dice que "para un peronista no debe haber nada mejor que otro
peronista", y si de esto se trata en el campo de la lucha, si en el campo normal de todos
los días es una verdad, en el campo de la lucha activa... ¡bueno, es una realidad que
debemos apoyar con todas nuestras fuerzas, si queremos seguir luchando y si queremos
vencer!
Cuando nosotros decimos que para un peronista no debe haber nada mejor que otro
peronista, estamos levantando la bandera de la solidaridad dentro de nuestras fuerzas.
Esa conciencia colectiva y esa conciencia social por la que nosotros luchamos. Lo
importante es comprender que todo este espíritu de solidaridad hay que imponerlo. Hay
que ir persuadiendo, si es preciso de a uno, para que cada uno sepa sacrificar un poco de
lo suyo en bien del conjunto. Predicamos con el ejemplo, que es la mejor de todas las
prédicas.
Nuestra solidaridad no ha sido jamás ni sectaria ni excluyente. Para nosotros, todos los
que luchan contra los enemigos de nuestro país son nuestros amigos, y en el carácter de
tales les hago llegar mi saludo emocionado y cariñoso. Somos solidarios con todos los
pueblos del mundo que están luchando contra los enemigos de la patria grande.
SEGUNDA PARTE
Conducción política y guerra integral
La formación de los cuadros para la conducción política
Lo que necesita nuestra juventud es organizarse.
En otras palabras, las masas no valen ni por el número ni por la capacidad de sus
componentes, valen por la clase de dirigentes que tienen a su frente.
De ahí la importancia de los dirigentes de conducción y de los dirigentes de
encuadramiento. Los de conducción se encargan de la conducción estratégica, y los de
encuadramiento de la ejecución de la lucha táctica. Pero todo esto necesita una unidad
de concepción y una unidad de acción. La unidad de concepción pertenece al comando
estratégico y la unidad de acción pertenece a los comandos de la lucha táctica. Así debe
ser, desde un punto de vista ideal, la organización de las fuerzas. Indudablemente que de
la clase de conductor que se tenga depende en gran medida el éxito a que debe aspirarse.
Conducir es un arte, como la pintura o como la escultura, que tiene su técnica y que
tiene su teoría. Con la teoría y la técnica se puede hacer un buen cuadro como se puede
hacer una buena escultura. Indudablemente que si se quiere hacer una "cena de
Leonardo" o una "Pietá" de Miguel Ángel sería necesario Leonardo o Miguel Ángel,
porque la teoría y la técnica es la parte inerte del arte, la parte vital es el artista. De
manera que siendo la conducción un arte es necesario preparar a un artista, dándole una
técnica y dándole una teoría. La conducción política obedece a las mismas leyes que las
demás artes, como consecuencia de que es también un arte. El conductor -esto lo digo
yo con gran conocimiento de causa, porque yo políticamente soy un aficionado- mi
profesión es la de conductor que eso es lo que he hecho y estudiado y trabajado toda mi
vida. Naturalmente que dominando el arte de la conducción es más fácil conducir que
ignorándolo.
Conducir no es mandar, conducir es persuadir
Ahora, el resto depende del "óleo sagrado de Samuel’ que hayamos recibido como
artistas al nacer. Conducir, no es como muchos creen, mandar. Conducir es distinto a
mandar. Mandar es obligar; conducir es persuadir, y al hombre siempre es mejor
persuadirlo que obligarlo.
En la conducción política ésta es una regla que no se puede romper en ningún caso.
Ahora, en la conducción política hay una serie de principios que conforman, diremos
así, la teoría de la conducción, de la economía de fuerzas, la sorpresa, la continuidad del
esfuerzo, en fin, un sinnúmero de principios que se realizan todos sobre un núcleo
central, que es el principio de la economía de fuerza que dice que no se debe ser fuerte
en todas partes para vencer políticamente; es suficiente ser más fuerte en el momento y
en el lugar donde se produce la decisión. Todos los demás principios obedecen a este,
diremos, principio nuclear; sirven a ese principio todos los demás. Porque en esto
parece que -como la organización de todas las cosas- es nuclear. Es nuclear la
organización de microcosmos y es también la del macrocosmos.
El estudio y la práctica
Bueno, en esto hay una similitud, la técnica de la conducción, bueno, la técnica tiene
unas variantes tremendas que se adquieren mediante el estudio, pero también mediante
la práctica. Un ejemplo suele aclararlo todo, como decía Napoleón. Por ejemplo, yo en
la conducción, la técnica que he empleado siempre ha sido simple. Jamás en la
conducción política hay que obligar a nadie. Hay que persuadir a todo el que se pueda
para que hagan las cosas sin forzar los acontecimientos; es decir, cuando yo quería que
se hiciera una cosa, ya me ocupaba de que un tercero lo tomara y me viniera a consultar
a mí: "¿Se puede hacer esto?". Muy bien: la idea era inicialmente mía, pero claro, en
esto satisfacía muchos deseos, muchas ambiciones. Siempre he pensado en este tipo de
técnica de la conducción. Yo lo digo siempre que si Dios bajara todos los días a la tierra
a resolver el problema planteado entre los hombres, ya le habríamos perdido el respeto.
Y no habría faltado un tonto que quisiera reemplazarlo a Dios, porque el hombre es así.
Entonces hay que copiar en esto a la naturaleza, que es en la naturaleza donde está
inspirada esta técnica. Lo demás, bueno, los demás procedimientos son similares a esto.
En política no hay nada directo, no hay nada violento, no hay nada que llegue a forzar la
voluntad de los hombres, sino a promover esa voluntad, concebirla y lanzarla. El
conductor político es un hombre que hace por reflejo lo que el pueblo quiere. El recibe
la inspiración del pueblo, él la ejecuta y entonces pueden tener la absoluta seguridad que
lo va a realizar mejor porque los pueblos difícilmente se equivocan.
Para conducir un pueblo la primera condición es que uno haya salido del pueblo. Que
sienta y piense como el pueblo. Quien se dedica a la conducción debe ser
profundamente humanista. El conductor siempre trabaja para los demás. Jamás para él.
Hay que vivir junto a la masa, sentir sus emociones y entonces recién se podrá unir lo
técnico a lo real; lo ideal a lo empírico.
Bien, la conducción política tiene un sinnúmero de características que llevan a
comprenderla. La política no se aprende, la política se comprende, y solamente
comprendiéndola es como es posible realizarla racionalmente. Decía el mariscal de
Sajonia que él tenía una mula que le había acompañado en más de diez campañas, pero
decía que la mula no sabía nada de estrategia. Lo peor es que él pensaba que muchos de
los generales, que también lo habían acompañado, sabían lo mismo; hay hombres que
toda su vida han hecho política, pero nunca la han comprendido. El éxito será siempre
para éste que la haya comprendido, no para el otro que pretendió aprenderla. Porque la
política es una sucesión de hechos concretos, en cada uno de los cuales las
circunstancias varían diametralmente, hay cosas que son semejantes y que pueden dar
inspiración, pero igual no hay nada.
En política nada hay igual
De manera que la experiencia está en comprender la política para ser más sabio en todas
las ocasiones y no pretender aprenderla porque sabemos que la sucesión de hechos
concretos y diferentes no dan enseñanza para ninguna ejecución política. Es decir, la
juventud debe saber que para poder conducir han de prepararse en esto. La conducción
por "amateur" no puede ser proficua en éxito. Es necesario dominar este arte. El que
quiera ser dirigente y no domine el arte de la conducción, y bueno, no va a llegar nunca
lejos. Por eso es difícil encontrar hombres que sean capaces en la conducción, porque
esto no se aprende de otra manera que sometiéndose a una disciplina científica, que dé
los grandes conocimientos necesarios para abarcar el panorama, con una sensibilidad
que es indispensable y una imaginación sin la cual no vale nada ver las cosas. Entonces
con sensibilidad o imaginación, ver, base para apreciar; apreciar, base para resolver; y
resolver, base para actuar.
El deber de vencer es indispensable en la conducción. Aquel conductor que no sienta el
deber de vencer, difícilmente va a vencer en cualquier acción. El que quiere conducir
con éxito tiene que exponerse. El que quiera éxitos mediocres, que no se exponga
nunca, y si no quiere cometer ningún error lo mejor es que nunca haga nada.
Conducción estratégica y conducción táctica
¿Cuál es la misión de la conducción estratégica y cuál el de la conducción táctica y
cómo se articulan, general?
Bueno, eso es muy claro. Lo estratégico toma el conjunto de las operaciones. Yo en este
momento soy el conductor estratégico; tengo cuatro misiones: mantener la unidad del
Movimiento; mantener la unidad de doctrina; encargarme de las relaciones
internacionales y revisar las grandes decisiones tácticas, que puedan tener influencia en
la situación del conjunto. El comando estratégico maneja el conjunto, sin detallar. La
conducción táctica maneja la lucha en el teatro de operaciones.
Por eso yo puedo ser el conductor estratégico a quince mil kilómetros; no podría ser el
conductor táctico. El conductor táctico es el Consejo Superior que está allá, dirigiendo
el conjunto de las operaciones de la lucha en el propio terreno de operaciones y él debe
estar conectado con todas las fuerzas que accionan en cualquiera de los lugares y en
cualquiera de las formas que esta acción táctica se realiza. Táctica es la lucha directa.
Estrategia es la conducción de conjunto.
¿La lucha electoral es táctica o estratégica?
Bueno, la lucha electoral es táctica. Ahora la orientación de eso lo da la estrategia. No
se puede decir cuando termina la estrategia y cuando termina la táctica, están
ensambladas una contra otra y muchas veces, si no hay tiempo, y es necesario, la
conducción táctica toma una medida estratégica y la consulta después con el Comando.
Actúa a través de las directivas que él recibe del Comando Estratégico. Pero él actúa, él
es el ejecutor de las decisiones estratégicas, el ejecutor en el teatro de operaciones
donde no está el conductor estratégico.
Al mismo tiempo hay varios encuadramientos tácticos, digamos...
¡Ah, sí! Hay varios. Puede haber un comando general para manejar todo cuanto es
posible, pero si no es posible eso, hay varios comandos tácticos que actúan por cuerdas
separada". ¿Por qué? Por ejemplo, en la situación nuestra, en la lucha táctica que hemos
sostenido: lo que pasa en Córdoba debe ser manejado por un conductor de Córdoba,
porque no se puede manejar a 400 o 500 kilómetros. La lucha táctica hay que manejarla
encima. En Tucumán, bueno, ellos tienen una misión, están realizando su misión táctica.
Táctica es la lucha directa, estrategia es la conducción del conjunto.
La persecución del enemigo con todos los medios y todas las fuerzas y todas las
acciones de lucha
Es indudable que la articulación, tanto del dispositivo estratégico como del dispositivo
táctico para la lucha, trae, en algunos sectores, un cierto grado de confusión, porque no
todos pueden comprender ni conocer lo que se está realizando a su lado, lo que indica
que cuando uno está en una lucha de esa naturaleza, y está conduciendo una lucha de
conjunto, cada uno debe mirar al frente, no mirar al costado, el compañero está también
en una tarea y en una acción. ¿Cuáles son las fuerzas que en este momento, por ejemplo,
están en acción? Hay fuerzas sociales, fuerzas económicas y fuerzas políticas, cada una
de ellas tiene una misión, están coordinadas y están conducidas. Eso es lo que da el
dispositivo. El dispositivo aquí no es esquemático, los dispositivos políticos son de
acuerdo a las circunstancias, como surgen las articulaciones.
La sabiduría está en poderlas encaminar coordinadamente hacia un objetivo y una
acción común. Es lo que se está haciendo actualmente en la conducción de nuestro
movimiento.
Los tres empeños de lucha
Indudablemente que en este momento, dentro del panorama nacional frente a la
dictadura, hay tres acciones: una es la guerra revolucionaria, otra es una insurrección
que parece proliferar en el ejército, con los generales y todas esas cosas, y la otra es la
línea pacífica de la normalización institucional. Son las tres acciones que se están
realizando.
La guerra revolucionaria
Indudablemente, la guerra revolucionaria es una guerra larga, sumamente larga y muy
cruenta, donde el sacrificio de los hombres es una cosa penosa y prolongada, y quizás
ése sea un camino si no hay otro camino.
El golpe de Estado
Esa insurrección militar que se pretende realizar no ofrece al pueblo las garantías
necesarias, ¿por qué? Porque ésta es una dictadura, pero lo que los militares quieren
después de una insurrección es hacer otra dictadura. Quizá sea peor que ésta, porque
ésta es una dictadura vencida, y... puede venir una vencedora, y ésa es más peligrosa,
sobre todo por el tiempo.
La vía electoral
Quizás el camino mejor fuera la normalización institucional. ¿Por qué? Y, es la que se
puede alcanzar en menos tiempo. Ahora, tiene un inconveniente, la mala intención. E
indudablemente se pretende hacer una trampa como nos han venido haciendo en los
dieciséis años de guerra que llevamos, porque piensen que éstos son dieciséis años de
guerra de los cuales hemos ganado nosotros cinco o seis batallas, la última ganada es
posiblemente la decisiva. Este enemigo se siente vencido y comienza a retirarse.
Nosotros ¿qué tenemos que hacer frente a un enemigo que se retira? ¡Perseguirlo! No
dejarle levantar cabeza. Es lo que hacemos en esta conducción.
El enemigo se defiende
Pero siempre que un enemigo se siente vencido busca la negociación, busca la mesa de
negociaciones, y vean ustedes lo que esta pasando en Vietnam: que es un ejemplo de la
guerra regular, la guerra internacional. Muy bien, estos señores, están matándose allá en
Vietnam todos los días, sin embargo, en París ya están en ciento veinte reuniones de la
conferencia de paz; es decir, se va a negociar, y en la negociación cada uno quiere sacar
ventaja, y algunos, como nos pasa a nosotros, en nuestra guerra, quieren hacer trampa.
Pero para que se pueda hacer trampa en una mesa negociadora tiene que haber un
tramposo, pero tiene que haber un tonto que le haga el juego ¿no?... El secreto esta en
que ese tonto no exista, y sabiendo... Nosotros tenemos una larga experiencia. ¿Qué ha
venido pasando en el país durante dieciséis años? Cada vez que han hecho una acción
nos han querido meter la mula, digan que nosotros no los hemos dejado y seguimos en
la lucha. Bueno, pero ahora, esto puede ser un intento más, pero ya tenemos esa
experiencia. Los hombres que están negociando ahora del otro lado -enfrente nuestro-
son los mismos que antes nos hicieron trampa. Le hicieron trampa al pueblo, no a
nosotros.
Los mismos gorilas con distintos "modales"
...con los gobiernos seudo-constitucionales y las dictaduras que le sucedieron, pero ¿qué
es lo que ocurrió? El país estaba en una economía de abundancia, ellos llegaron y la
condujeron a una economía de miseria.
Ahora, nosotros si llegamos, tenemos que volver a una economía de abundancia y eso
es lo que pondrá en evidencia las consecuencias de esta lucha. Ahora, indudablemente
que frente a este cuadro nosotros tenemos que seguir la persecución. Es decir, en
nuestros dispositivos políticos de superficie...
Dispositivo táctico
...hay un sector que esta en la mesa de negociaciones, donde no debe haber un tonto,
empecemos por ahí, otro sector esta en la acción política, persiguiendo, diremos
incruentamente a ese enemigo, con medidas, con acciones. ¿Si nosotros no hubiéramos
hecho "La Hora del Pueblo", qué ocurriría? Que los partidos políticos podrían hacer
causa común con la dictadura, y sería un sector de debilidad para nosotros. El otro
sector es el "Encuentro de los Argentinos", que ése esta firme luchando, etc. y bien, éste
lucha en su terreno, como ése otro lucha aquí, en la mesa de negociaciones; los dos
están luchando.
La lucha en el campo económico
Frente a eso esta la Unión Industrial Argentina, que no es ni unión ni es industrial, ni es
argentina. Porque entre ellos andan a las patadas, no solamente son industriales sino que
hay de todo allá adentro... y además, no es argentina, porque son todos los gerentes de
las compañías extranjeras que han tomado a nuestro país. Entonces, esas fuerzas
también juegan. Por otro lado está la Confederación General del Trabajo, que es la
fuerza social, que es la fuerza de toda la organización sindical, ellos también están
haciendo su lucha en su faja. Ahora, por ejemplo, allí, dentro de eso hay algunos que
defeccionan... Hay otros, en cambio, que son firmes: la lucha que se está librando dentro
del organismo, es la misma lucha que libramos nosotros en todos los terrenos, no es que
allí haya una cosa diferente, ¡no! , es lo mismo. Hay algunos que defeccionan por los
intereses porque creen que pierden su predicamento si no se hacen las cosas como ellos
dicen; algunos por convicción, otros por... pero, lo que interesa es que toda acción de
conjunto se realice bajo una conducción...
La coordinación de fuerzas y acciones
...esa es la parte estratégica. Claro que los que están en un sector hablan mal de los del
otro sector, porque creen que no lucha. ¡Sí, luchan! Luchan por sus medios, no se puede
pedir que todos hagan la guerra revolucionaria, ¿no? Pero todos están luchando. En la
reunión que hemos tenido aquí, hemos consultado, todo el mundo está luchando.
La lucha por todos los medios
Por eso es que la situación allá no da para más. ¿Qué buscan con esto? y, que se haga y
que se llegue a una solución, de cualquier manera; y si podemos, llegar por la
normalización institucional, si ésta llega a corto plazo.
¿Seria una victoria táctica, general, ésa, o no?
¡Natural! ¡Es una victoria táctica! Que se gane allí, o se gana en la mesa de
negociaciones, igual si se saca ventaja.
La trampa de las elecciones sin Perón
Ahora, el secreto está en no dejar triunfar la mala intención y que nos hagan una nueva
trampa, si, que le hagan una mala trampa al pueblo...
Se han hecho muchas ya, ¿no?
¡Ya se han hecho muchas!, pero tenemos mucha experiencia, así que es difícil, si ellos
no entran por eso. Nosotros tenemos que seguir luchando; ¿cómo? Con todos los
medios. ¿Por qué? Y, si no podemos a corto plazo, será a largo plazo con la guerra
revolucionaria.
¿Qué es el reaseguro?
El reaseguro estratégico
Es claro; ellos no pueden aguantar mucho tiempo, de manera que tienen que acortar el
tiempo. Por eso hablan de volver las fuerzas armadas, salvando, diremos así, su
prestigio, ya muy disminuido, por otra parte, frente a todas las macanas que han hecho.
Entonces indudablemente que para ellos ya es como en Estados Unidos, quieren
salvarse, salvar la ropa, por lo menos en la acción que están realizando allí se quieren
retirar, pero con honor. Bueno, dejémosle el honor, con tal de que se retiren. Pero el
hecho es que tienen que retirarse.
De la resistencia a la ofensiva
Porque piensen que éstos son dieciséis años de guerra en la cual hemos ganado nosotros
cinco o seis batallas, la última ganada es, posiblemente, la más decisiva. Este enemigo
se siente vencido y comienza a retirarse. Nosotros, ¿qué tenemos que hacer frente a un
enemigo que se retira? perseguirle, no dejarle levantar cabeza.
Perseguir al enemigo
Es lo que hacemos en esta conducción.
Movilización y organización para una lucha activa y una lucha política
General, usted dice que el enemigo se retira, pero también es cierto que el enemigo no
está dispuesto a perder el poder ni las armas...
El enemigo detenta el poder militar
...así como que sus intenciones políticas se evidencian tramposas... Siendo así, ¿cómo
deben prepararse las... organizaciones y bases del Movimiento para imponer la voluntad
soberana del pueblo? ...o sea... ¿qué indicaciones puede usted darle... para evitar otro 18
de marzo de 1962?...
Hay que evitar otro 18 de marzo de 1962
Bueno, en el campo de la conducción estratégica, las resoluciones no son discrecionales,
sino que corresponden a etapas de la conducción... en este momento se ha anunciado
que va a haber elecciones y la promesa de elecciones es en el menor plazo posible, sin
discriminaciones, sin proscripciones y sin limitaciones.
Elecciones con Perón
Muy bien, nosotros hemos aceptado eso y hemos tomado la resolución de ver si estos
señores efectivamente van a llamar a elecciones.
El plazo para nosotros es el año 1972, por nuestras exigencias, siendo eso posible desde
todo punto de vista, pensamos que si en el año 1972 no se ha llamado a elecciones es
porque hay una mala intención de no cumplir las promesas que se han hecho al pueblo.
Muy bien, en esas condiciones, para el que hace la conducción estratégica se presentan
dos límites. Este momento en que nosotros hemos aceptado eso como cierto y el
momento en que eso se realice o se compruebe que no se va a realizar.
Hay, entonces, un interregno entre este momento y ése. Hemos tomado esta resolución,
no podemos tomar otra resolución, hasta que eso no se haya aclarado definitivamente,
como que se llama a elecciones entonces habrá llegado el momento de tomar una
resolución estratégica; es decir, aceptar el hecho e ir a las elecciones controlando de que
sean elecciones serias, limpias y que se entregue el gobierno al que gane. Si
comprobamos que no se llama a elecciones, la resolución será otra, será empeñar la
lucha con todas las fuerzas a fin de llegar a esas elecciones. O de lo contrario, forzar la
situación para que las soluciones vengan por una línea cruenta que no deseamos
nosotros, pero que estaríamos obligados a tomar de acuerdo con las circunstancias.V
Ese interregno, la conducción estratégica, va a utilizarlo para el reordenamiento de todo
el dispositivo de lucha, es decir, tanto los grupos de activistas como el Encuentro de los
Argentinos, como La Hora del Pueblo, como las organizaciones sindicales, como las
organizaciones empresariales, de todo nuestro dispositivo.
Tienen sus pequeños problemas internos, y enfrentamientos, en fin, divergencias, entre
unos y otros dirigentes. Es tarea de la conducción estratégica...
Unirse y organizarse
...llamar a toda esa gente, ponerla de acuerdo, e ir dando un estado de unidad, de
solidaridad y de organización; cohesionando a todo el dispositivo de lucha, que no
sabemos cómo la vamos a emplear en esa nueva resolución y en consecuencia debemos
prever las dos circunstancias; que se llame a elecciones, para la cual precisamos una
perfecta organización o la mejor organización política posible; que no se llame a
elecciones; la mejor organización de lucha. Pero como una cosa no está reñida con la
otra, podemos simultáneamente preparamos para una lucha activa, que puede
desprenderse en el caso de que no se llame a elecciones o de una lucha política en el
caso de que se llame a elecciones, para lo cual también debemos estar preparados. Yo
creo que ese espacio es el que yo estoy aprovechando actualmente.
¿Ganar tiempo, digamos? ¿Hay que prepararse para lo mejor o para lo peor?
Prepararse contra el golpe gorila
Prevenirse contra la violencia y el odio gorila
Exacto, pero organizar las fuerzas para eso. Si tenemos este espacio de tiempo a
disposición utilicémoslo en eso, porque no lo podemos utilizar sino en la persecución
que estamos realizando, pero esa persecución no es obstáculo para que nosotros
reorganicemos nuestro dispositivo y pongamos nuestras fuerzas en las mejores
condiciones de responder a cualquiera de las dos situaciones que puedan presentarse.
Es decir, ¿desarrollar al máximo la movilización y la organización de todos los
encuadramientos y las bases?
Exacto, es en lo que estamos. No solamente el reclutamiento de todo eso y la
movilización de todo eso, sino también el ordenamiento, la organización, es decir, que
tengamos un dispositivo ágil para cualquiera de las situaciones que se vayan a
presentar... y además de ágil, organizado y perfectamente cohesionado.
Movilizar activamente a las bases
En este sentido es que se ha hablado con todos los dirigentes del campo político, del
campo sindical, del campo activista, en fin, y se van coordinando por, digamos así,
contactos a alto nivel, porque coordinar no es la tarea de la conducción estratégica sino
es la tarea de la conducción táctica. Eso hay que realizarlo allá, desde acá no se puede
realizar esto. Yo hago la parte que me corresponde, lo demás harán lo que les
corresponda a ellos allá, con todas las dificultades que naturalmente hay en estos casos,
pero que son dificultades que se salvan fácilmente.
En las circunstancias actuales es preciso que todo el Movimiento se movilice y se
incorpore a la acción. La conducta es bien simple y el deber bien claro. Que cada
peronista en todo momento y en todo lugar haga más de lo preciso por la liberación de
la patria y de su pueblo.
Los peronistas han de hacerse la idea de que son ellos y solamente ellos los que han de
poner el esfuerzo y si es preciso el sacrificio. La peor de todas las actitudes es
permanecer inactivo cuando el destino del país está en juego.
La guerra revolucionaria o guerra de guerrillas
Se ha hablado mucho de la guerra revolucionaria. Bien, algunos creen que esto es una
cosa nueva. La guerra revolucionaria en sus formas, diremos, autóctonas en cada lugar
que se realiza, puede tener sus características originales. Pero la guerra revolucionaria es
una guerra de guerrillas, se realice en el campo o se realice en las ciudades, es decir,
puede ser guerra de guerrilla urbana y guerra de guerrilla rural; según las características
de cada región donde se la realice. Pero esto no es cosa nueva, nosotros los
profesionales sabemos bien que, probablemente, haya sido la primera forma de guerra
que ha existido. La guerra de guerrillas -que en el fondo no es otra clase que la guerra
revolucionaria- que hoy practican las fuerzas de liberación de los países, porque el
problema de casi todos los países del mundo, en estos momentos, es un problema de
liberación.
Guerra de desgaste
Bien, hay un principio en el arte de la guerra que establece que cuando se tienen las
fuerzas suficientes uno las reúne y las lleva a una batalla decisiva y en esa batalla
decisiva juega la suerte de su decisión... pero cuando no se tiene esa fuerza suficiente
para vencer en una batalla decisiva, se divide esta gran batalla, que se podría librar en
conjunto, en miles de pequeños combates, donde venciendo en cada uno de ellos por las
circunstancias especiales que ayudan a esta acción, es en cierta medida y a lo largo del
tiempo, como si se diera una batalla decisiva, sumando todos estos éxitos tácticos. Por
eso la guerra decisiva es cuando se va a una batalla, la otra es una guerra de desgaste. Al
enemigo muy fuerte uno lo va desgastando por partes, eso obedece a un viejo
pensamiento de Confucio. Confucio decía que una hormiga no puede matar a un
elefante, pero sí se lo puede comer, es decir, es ir sumando esfuerzos, hasta ir
desgastando y devorando, diremos así, la fuerza que se tiene enfrente. Esto es
normalmente en los conflictos entre la fuerza y la opinión. La opinión tiene mucha
fuerza pero como opinión no tiene una fuerza activa para una lucha violenta, entonces
esa fuerza de la opinión se va descomponiendo hasta formar las guerrillas. Esto es, la
guerra revolucionaria, tal cual se la practica hoy en casi todos los países
latinoamericanos, que tampoco es porque sólo sea Dios grande y misericordioso sino
que esto es una cosa preparada, organizada, armonizada y coordinada, ¿por qué? Porque
el problema es común, entonces la lucha también tiene que ser, en realidad, común...
¿En qué consiste la guerra revolucionaria? En toda acción de guerra, los medios que se
emplean son: uno, la potencia, por que la potencia lo ata a los elementos de lucha, en
cambio el que no tiene la potencia no tiene otro remedio que multiplicar su acción por la
movilidad.
Golpear donde duele y cuando duele
La guerra revolucionaria, en consecuencia, se trata de una guerra de movilidad: donde
está la fuerza nada, donde la fuerza no está, todo, pegando cuando duele y donde
duele... ése ha de ser, digamos así, el slogan de la guerra revolucionaria. Ahora,
indudablemente, que para que esto pueda realizase con éxito, porque el que tiene la
fuerza, el que tiene la potencia, diremos así, va a seguir persiguiendo a esa acción de
guerrillas y a la larga lo va a acorralar en alguna parte hasta poder aniquilarlo. El secreto
está en poder liberarse de ese peligro, para lo cual hay que tener una zona, diremos, que
sea inmune a toda la acción de las fuerzas.
Eso, por ejemplo, se puede producir por acción territorial, es decir, cuando se hace la
guerrilla rural, la montaña, el bosque, donde es posible colocarse detrás de un obstáculo
que no pueda ser fácilmente vencido por el otro se puede obtener zonas inmunes a la
acción de la fuerza. Y la lucha de guerrillas urbanas: primero la sorpresa, es el factor
fundamental, para realizar en la acción, y después, los medios de movilidad para
desaparecer inmediatamente de producido el golpe. Si se golpea allí donde duele y
cuando duele y, después, cuando concurre la fuerza que ha de reprimir, desaparecer; es
decir, la sorpresa y la movilidad, ahí están los dos factores fundamentales...
Sorpresa y movilidad
...de ese tipo de guerra que se desarrolla dentro de las zonas urbanas. Ahora
naturalmente que esto presupone que no puede ser una cosa improvisada. En la guerra
no hay nada que pueda ser improvisado. La guerra hay que estudiarla bien, prepararla
bien y realizarla bien. Cada uno de los grupos que actúan en esto, deben ser grupos que
ejerciten estas acciones, se llaman acciones de comando en la guerra regular y éstas se
preparan minuciosamente. Se elige un terreno igual que donde se va a actuar y se
ejercita coordinando las acciones, se hace dos, tres, cuatro, cinco veces... cuando cada
elemento, como un reloj, está en lo que debe realizar, entonces se larga la operación al
terreno real. Esto tiene probabilidades de éxito, es decir, no se improvisa nada.
Diremos... una acción de éstas se concibe, se prepara, se ejercita y después recién se
realiza. Es decir, el éxito depende de toda la acción, de toda esa preparación y de toda
esa organización. El éxito a nadie le sale al paso, no es obra de la casualidad. El éxito es
obra de la previsión, de la organización y de la realización. Cada una de estas acciones
es una pequeña batalla que se libra y si no se ha omitido nada y si se ha asegurado bien
toda la acción que se va a realizar...
Extremar las medidas de seguridad
...no puede fallar. Esto se hace en la guerra regular, se hace frente a unidades en un
golpe de audacia. En la noche le copan el comando y desaparece el comando. En una
acción de éstas entran en un campamento, ya con todo estudiado y conocido
perfectamente, se liquida todo el comando y le dejan una unidad sin cabeza. Bueno, esto
no es nada más que eso aplicado a esta guerra revolucionaria que se está realizando en
todas partes, como digo, no allá solamente... en todas partes...; yo leo los diarios... dan
todos los días noticias de acciones realizadas de esta manera. Algunas fallan. Cuando
fallan es por falta de preparación o por una mala concepción o por una falta de
organización.
¡Pero si no esto no puede fallar! No puede fallar, ¿por qué? Porque usted pega donde
nadie lo estaba esperando; en consecuencia, usted va preparado hasta los dientes y
armado hasta los dientes, y los otros no. Entonces no puede fallar, si se hace bien y,
como decimos, esta guerra de guerrillas es hija de estas acciones. Si se realizan veinte,
treinta, cincuenta, cien, bueno, eso equivale a una gran batalla que se da diluida, diluida
en muchas partes. Esto es la guerra revolucionaria como se la ha llamado ahora. Se la
llama guerra revolucionaria ¿Por qué? Porque se está haciendo una guerra de guerrillas
para una liberación de los países y para una liberación de los pueblos. Entonces, es
revolucionaria. Pero esto mismo, es la misma técnica que se emplea en la guerra. Aquí
no hay nada nuevo. Cuando en la guerra mundial ocurrió lo mismo. Cuando los
alemanes avanzaron hacia Rusia y llegaron hasta Moscú y ocuparon toda esa zona de
ahí...
Miles de pequeños combates
...a la retaguardia de ellos se armó la guerra de guerrillas... Y, como decimos esta guerra
de guerrillas es hija de esas acciones. Si se realizan veinte, treinta, cincuenta, cien,
bueno, eso equivale a una gran batalla que se da diluida, diluida en muchas partes...
Una acción bien preparada no puede fallar
...diremos, una acción de ésta, se concibe. El éxito no le sale al paso por suerte ni por
casualidad. Esto es, se concibe, se prepara, se ejercita y después, recién, se realiza. Es
decir, el éxito depende de toda esa acción, de toda esa preparación y de toda esa
organización. El éxito a nadie le sale al paso, no es obra de la casualidad. El éxito es
obra de la previsión, de la organización y de la realización. Esta es la guerra
revolucionaria como se la ha llamado ahora...
Organizar la opinión en fuerza activa
...esto es normalmente en los conflictos entre la fuerza y la opinión. La opinión tiene
mucha fuerza, pero como opinión, no tiene una fuerza activa para una lucha violenta.
Entonces, esa fuerza de la opinión se va descomponiendo hasta formar las guerrillas,
esto es la guerra revolucionaria tal cual se la practica hoy en casi todos los países
latinoamericanos...
Esta es la vieja guerra de la patria y el pueblo
...que tampoco es porque sale de Dios grande y misericordioso, sino que ésta es una
cosa...
La guerrilla de la independencia y la guerrilla montonera
...preparada, organizada y armonizada. ¿Por qué? Porque el problema es común...
La guerrilla de las organizaciones armadas peronistas
...se le llama la guerra revolucionaria, ¿por qué? Porque se está haciendo una guerra de
guerrillas para una liberación de los países y para una liberación de los pueblos.
Entonces es revolucionaria...
Guerra integral. La guerra por todos los medios, en todo momento y en todo lugar
General, sería interesante, y dado que usted nos ha hablado de la guerra revolucionaria,
que nos aclarara si se trata de una guerra integral o si es aquel concepto que también ha
expresado, de "nación en armas".
Bien, cuando se habla de nación en armas se está hablando de la guerra internacional, es
decir, de situaciones estratégicas que enfrentan a dos naciones, que se movilizan total y
absolutamente para enfrentar esa situación de guerra. De manera que dentro del
concepto convencional de la guerra, esa lucha se refiere a la lucha internacional. No se
puede aplicar eso porque un pueblo se levante, que se levanta en una guerra interna, eso
no puede ser una nación en armas, porque al decir "nación en armas" uno está indicando
el concepto de nación y aquí no es el concepto de nación, es el concepto de pueblo. En
cambio la guerra revolucionaria que realiza un pueblo en la situación en que nosotros
estamos, bueno, puede llamarse guerra integral. Guerra integral, porque se hace por
todos los medios, en todo momento y en todo lugar. Es decir, cada uno de los que
forman esa fuerza popular que está en lucha, desde la mañana a la noche, él hace en
cada lugar y en cada momento su acción de guerra, su lucha. Es decir, buscando dañar
siempre al enemigo cualquiera sea la situación en que él se encuentre. Esto da lugar a
que se empleen todos los sistemas y métodos para realizar esa lucha. Por eso puede ser
una guerra integral, pero claro, no en el concepto convencional de la nación en armas,
que es una cuestión que se refiere a la guerra internacional.
Es decir, ¿es la valorización política y militar de todas las acciones?
Exacto, exacto, pero dentro del marco reducido de la lucha popular.
Dieciséis años de guerra popular
Claro, aunque también dada la situación estratégica de la Argentina y de que el gobierno
que detenta el poder responde a intereses imperialistas, es también una lucha nacional
contra un enemigo externo... Sí, bueno, pero se realiza en un terreno totalmente distinto,
en un ámbito también distinto y con fuerzas también distintas. Es decir, no se le puede
aplicar, sino por extensión, quizás, el concepto de guerra integral; pero realmente el
problema no responde a la calificación de la que convencionalmente se llama la "nación
en armas". Es una lucha, naturalmente, todas las luchas representan la mismo. Son
voluntades contrapuestas que emplean los medios a su alcance para imponer su propia
voluntad. Para imponer la voluntad de acuerdo a los cánones, diremos así, de la guerra
misma, de la lucha, hay que desarmar al enemigo y tenerlo a distinta posición para que
él haga lo que nosotros queremos; ésa es la única manera de llegar a una decisión. Para
eso, se emplean la lucha activa y todos los demás medios de lucha: desde la acción
insidiosa de todos los días, hasta el enfrentamiento activo cuando no hay más remedio.
Y eso es lo que caracteriza a este tipo de lucha popular. Nosotros estamos en lucha hace
dieciséis años y hemos empleado todos los medios. Desde cuando hemos podido, la
lucha incruenta por medios habilidosos, hasta cuando hemos tenido enfrente a la
violencia, también hemos empleado, a menudo, la violencia...
Como usted decía, general, han sido los gorilas quienes iniciaron la lucha cruenta en la
Argentina...
Es claro...
¿Con el bombardeo de Plaza de Mayo el16 de junio...?
Sí...y después por todos los métodos represivos que han empleado contra el pueblo.
Esto, indudablemente, no son acciones, diremos así, incruentas, son acciones cruentas,
matan gente, emplean la violencia en todas sus formas, y la violencia no se puede
vencer sino con otra violencia mayor, y en la lucha los bandos contrapuestos tratan de
emplear la violencia cuando los otros medios son ineficaces...
Dieciséis años de guerra integral
En cambio la guerra revolucionaria que realiza un pueblo, en la situación en que
nosotros estamos, puede llamarse guerra integral. Guerra integral porque se hace por
todos los medios, en todo momento y en todo lugar, es decir, cada uno de los que
forman esa fuerza popular, que está en lucha, de la mañana a la noche, hace en cada
lugar y en cada momento, su acción de guerra, su lucha...
Todas las acciones son útiles y necesarias cuando se las valora y se las coordina política
y militarmente
Es decir... buscando dañar siempre al enemigo en cualquiera sea la situación en que él
se encuentre. Esto da lugar a que se empleen todos los sistemas y métodos para realizar
esa lucha.
Para vencer hay que desarmar al enemigo
...Para imponer la voluntad de acuerdo a los cánones, diremos así, de la guerra misma,
de la lucha, hay que desarmar al enemigo y tenerlo a disposición para que él haga lo que
nosotros queremos. Esa es la única manera de llegar a una decisión. Para eso se emplean
la lucha activa y todos los demás medios de lucha, desde la acción insidiosa de todos los
días hasta el enfrentamiento activo cuando no hay más remedio y eso es lo que
caracteriza a este tipo de lucha popular.
Lucha política y lucha popular; lucha ideológica y lucha militar
...nosotros estamos en lucha hace dieciséis años y hemos empleado todos los medios,
desde (cuando hemos podido) la lucha incruenta por medios habilidosos, etc., hasta
cuando hemos tenido enfrente a la violencia, también hemos empleado, a menudo, la
violencia...
Luchamos por el gobierno y por el poder, construyamos nuestro poder de decisión.
TERCERA PARTE
Trasvasamiento, organización y socialismo nacional
Hemos hablado de la necesidad de un trasvasamiento generacional. Ello emerge de la
necesidad insoslayable de mantener el estado juvenil del Movimiento. Se trabaja
normalmente para el futuro y ese futuro por fatalismo histórico y biológico, diremos
aquí, corresponde a las generaciones jóvenes. Un movimiento que sea o que represente
una revolución trascendente, difícilmente puede ser realizado por una generación sino
por varias de ellas. La historia es bien clara en esto; la Revolución Francesa tuvo casi
treinta años de preparación, a través de los enciclopedistas. Bien, ya treinta años es una
generación, la Revolución Rusa tuvo como sesenta, el pobre Lenin fue el que preparó
todo eso y no pudo alcanzar sino una pequeña parte de la Revolución y quedó
marginado. ¿Por qué? Y, porque la generación que le sucedió lo reemplazó. Es
indudable que esto da un derecho a la juventud, es el derecho de intervenir en el
quehacer actual, preparando el cambio generacional. Si no los movimientos envejecen y
mueren; lo que se trata es, precisamente, de hacer ese cambio generacional a fin de que
se remoce el movimiento, se perfeccione y se adapte a las nuevas etapas. Las
revoluciones cumplen normalmente cuatro etapas: la primera es la doctrinaria -son los
enciclopedistas de los franceses y es Lenin en Rusia, en la Revolución Rusa-; la
segunda etapa es normalmente la toma del poder, o el golpe de Estado -es Napoleón del
18 Brumario, y es Trotsky con los mil en Moscú-; la tercera etapa es, diremos, la etapa
que da verdaderamente la ideología, que inculca eso -esa ideología-, es Napoleón en el
Imperio y es Stalin en la Revolución Rusa. O sea la etapa dogmática, donde se mete el
dogma, y la cuarta y definitiva es la institucionalización de la revolución, es la primera
República Francesa después de la Revolución, y es Kruschev que anula el culto a la
personalidad a fin de reemplazarlo por la institucionalización. Claro, cada una de estas
etapas lleva un largo, un largo recorrido en la historia, y los mismos hombres
difícilmente llegan. Entonces esa preparación, diremos así, para las nuevas generaciones
es lo que hemos llamado nosotros el trasvasamiento. Es decir, que es necesario ir
preparando los dirigentes, porque las masas evolucionan solas y cuando están imbuidas
de una ideología y puestas en marcha por una doctrina, las masas continúan, pero los
dirigentes son los que deben ir evolucionando en sí, y preparándose para nuevas
circunstancias. Normalmente, las ideologías no cambian, sino en largos períodos de la
historia. Ha habido ideologías para la Edad Media, ha habido para la etapa capitalista,
hay ahora una para la etapa socialista, en fin, pero duran siglos las ideologías. En
cambio las doctrinas -que son la forma de ejecución de esa ideología-, ésas varían con
las circunstancias de la aplicación. A medida que se va aplicando esa ideología, las
circunstancias, el tiempo, el espacio, en fin... cambian. A ese cambio es al que nosotros
debemos ir acostumbrando a las nuevas generaciones. Esos dirigentes que se forman
para las nuevas generaciones deben ir bien en claro, a través de una preparación humana
acabada, que permita dar continuidad, es decir, que una generación pueda entregar sus
banderas a la que sigue, para que ella las haga triunfar, aplicándolas de acuerdo con las
circunstancias y el lugar en que eso ha de realizarse. Nuestras banderas de Justicia
Social, Independencia Económica y Soberanía Política son inamovibles, por lo menos
por un largo período de nuestra historia serán inamovibles. Luchamos por eso, esas
banderas son tomadas por las nuevas generaciones que las prolongan en el tiempo. El
fenómeno peronista es una demostración de esto; nosotros hemos preparado bien a la
juventud, a los chicos, desde la cuna, ya la mamá iba inculcándoles esto, la intervención
de la mujer en la política y los derechos políticos de la mujer tienen su razón de ser
revolucionaria. Es decir, que nosotros pusimos a la mujer... ¿por qué? Porque entre el
nacimiento y entre los seis años se forma el subconsciente de los niños. Allí es donde
hay que meterle el peronismo, ¡lógico!..., porque de eso no se independiza jamás. Es lo
que me decían que le pasaba a Vallejos con su abuelita, ¡es lógico!... Esta preparación
ya viene desde la niñez, por ello algunos ni se imaginan y dicen: ¡Si éstos no lo han
conocido a Perón! ¡Si han nacido después que el peronismo ya había caído en el ’55! Sí,
bueno, pero nuestros enemigos se encargaron de hacernos buenos, como dice el famoso
refrán español: "Detrás de mí vendrán los que buenos me harán". Y es, en realidad, lo
que ha ocurrido; fenómeno que, si la juventud desde la niñez está preparada en eso, lo
absorbe rápidamente y entonces se produce normalmente el cambio generacional.
Porque esa juventud comienza a crear y realizar. En política -donde la conducción es un
arte- se forma a los dirigentes de la juventud, los dirigentes de conducción y los
dirigentes de encuadramiento, que es lo que necesita la masa para su conducción en la
lucha táctica. Bueno, esa gente ya viene preparada, necesita un poco de conocimiento de
la conducción y entonces se puede desempeñar y desenvolver bien. Los viejos deben
arrimar su experiencia, porque ellos, por egoísmo, no le dan a la juventud esa
experiencia, llega un momento en que biológicamente ellos desaparecen de viejos, se
mueren, ¿y quién los reemplaza? De manera que su egoísmo es sumamente negativo
para la acción de continuidad de una revolución.
Por eso en este momento los viejos tenemos que pasar esa experiencia a nuestros
jóvenes, porque a ellos les va a servir. Porque cuando llegamos a viejos sabemos
mucho, pero ya no nos sirve para nada, hay que pasárselo a los que le pueda servir.
Entonces eso es el trasvasamiento generacional del que nosotros hablamos.
¿De esa manera sería continuar el proceso de conducción a través de...?
¡Natural!
El cambio generacional es prolongarse hacia el futuro
Es claro, y prolongarse hacia el futuro y proyectarse racionalmente, es decir, que esos
jóvenes reciban una experiencia que ellos no tienen. Ellos siempre piensan y titubean
por falta de experiencia, yo siempre les digo que le metan nomás, ¿por qué? Porque
peor que nosotros, los viejos, no lo van a hacer. Vea el mundo que les dejamos. Por
macanas que hagan, peor que lo que lo hemos hecho nosotros, peor no lo van a hacer.
Entonces, eso hay que... hay que darle, es el "lanzio" -como dicen los italianos- a la
juventud para que... vayan adelante, que hagan. Se van a equivocar, sí, bueno. Pero
nosotros también nos hemos equivocado en muchas cosas, lo importante es que sepan
bien donde hay que navegar. Siempre poner el punto hacia los grandes objetivos; si eso
se hace, el futuro estará asegurado. El hecho de que en este momento el peronismo sea
más fuerte que antes, está indicando que el Movimiento Peronista es un movimiento del
futuro. Y es un movimiento del futuro porque hace veinticinco años, la primera
generación, que ya en cierta medida ha sucumbido en un ochenta por ciento aún dentro
del Movimiento, ha hecho su trabajo, pero hay otros que han recibido eso. Ustedes, la
gente que está ahora, empuñando de a poco el bastón de mariscal que cada peronista
lleva en su mochila.
La ofensiva antiimperialista
La liberación de los pueblos oprimidos
Entonces, lógicamente, ésa es la etapa que estamos viviendo. Naturalmente que el
capitalismo con su... diremos, su fuerza; que es el liberalismo, está luchando para no
ceder, como los señores feudales lucharon con la Revolución Francesa, también para no
ceder. Pero indudablemente los acontecimientos históricos del mundo ya las han
aceptado. Restan dos grandes focos de reacción (que en el fondo están totalmente de
acuerdo...): uno el capitalismo yanqui y el otro el comunismo ruso.
El acuerdo de las superpotencias
...Yalta y Postdam fueron los instrumentos del acuerdo. Por eso es posible invadir Santo
Domingo con veinte mil marines, con el OK ruso. Y poco después las fuerzas de
Varsovia copan Checoslovaquia con el yanqui. ¿Están peleados?, quizás enfrentados
ideológicamente, pero políticamente están perfectamente de acuerdo.
La "coexistencia pacífica"
Bueno, contra ese acuerdo es que el Tercer Mundo lucha. Nosotros hace veinticinco
años en la Argentina dijimos las ventajas de una tercera posición, tan lejana de uno
como de otro de los imperialistas. Esto lo dije yo en el año 1944, en Buenos Aires, y
cayó aparentemente en el vacío, pero han pasado veinticinco años y hoy las dos terceras
partes del mundo están en el Tercer Mundo. Y hoy todos los continentes comienzan a
integrarse, pero comienzan a integrarse con comunidades, ya con profundas ideas
sociales, si no son socialistas. Todo Medio Oriente es república socialista, el África,
bueno...; ¿qué queda que no? Los imperialismos. Y el Tercer Mundo se está integrando
y está más integrado de lo que muchos creen, indudablemente que ése es el mundo del
porvenir, no es el otro mundo el del porvenir. Los imperialismos cumplen un fatalismo
histórico una parábola: nacen, crecen, se desarrollan, envejecen, decaen y mueren.
Desarrollar la crítica y la autocrítica
En lo referente al asunto, de la crítica y de la autocrítica en el Movimiento, siempre ha
sido una costumbre nuestra el sometemos a un análisis de los hechos que nos permiten
apreciar y nos permiten aprender para ser más sabios en todas las ocasiones. Es
indudable que la conducción tiene siempre sus riesgos, porque es necesario arriesgar
para obtener los resultados apetecidos. Pero, en la conducción, todos los órganos de las
distintas graduaciones tienen una misión, yo en ese aspecto tengo mi misión.
Mi misión, desgraciadamente, es la más ingrata del Movimiento, porque,
indudablemente, mi misión está en mantener los principios de la doctrina, en mantener
la unión de todos los peronistas, en tomar las resoluciones estratégicas, y cuarto: en
revisar las resoluciones tácticas que puedan tener alguna implicancia en el aspecto
estratégico. Esas son las cuatro misiones, y yo, cuando analizo una situación de
cualquier naturaleza, bueno... yo tengo que resumir toda mi acción a cumplir esa misión
que tengo, y si cada peronista hiciese lo mismo en todos los cargos que desempeña, muy
bien, entonces no podría haber errores, porque cada uno cumpliría su misión como
corresponde. Yo siempre he mencionado esto. A veces llega gente que, en fin, le es a
uno desagradable, como todas las cosas en la vida, pero mi misión..., bueno, mi misión
es aceptarlo, recibirlo y aun cuando muchas veces ni lo recibiría, o tendría ganas de
darle un puntapié, tengo que darle un abrazo. Esas son experiencias de la conducción
política, a las que el que está obligado a hacerlo y a cumplir su misión, tiene que
cumplirlas.
Bien, en este sentido, nosotros no hemos tenido nunca problemas en la conducción
estratégica, en lo referente a la masa. Todos los problemas están en el horizonte
directivo, la masa es inconmovible, firme, ha asimilado la doctrina, la vive, la siente, es
decir, no solamente conoce nuestra doctrina, sino que la tiene inculcada en sí, la siente y
la conoce. Bien, los dirigentes también, quizás mejor que ellos, pero en el horizonte
directivo siempre hay intereses y facciones, hay grupos, intereses de grupos, intereses
personales, que llevan a enfrentamientos y luchas.
Hagamos crítica, pero primero autocrítica; crítica interna con sentido político
Mi tarea es la de llamarlos a todos, reconvenirlos algunas veces y largarlos de aquí
amigos, a que vayan a trabajar en las mejores condiciones. Indudablemente que esa
tarea es una tarea que desgasta mucho y que ha de aprovecharse para hacer la crítica y
hacer, muchas veces, la autocrítica, porque el que tiene que resolver está siempre
expuesto a cometer errores. Yo reconozco que en la conducción estratégica he cometido
algunos errores, errores que generalmente han sido porque me he apartado un poco de la
misión, lo que quiero decir es que cuando uno cumple una misión racionalmente es
difícil que se equivoque. Pero, indudablemente, la conducción es un acto humano, y el
hombre está expuesto a desviaciones de una u otra naturaleza. Sin embargo, yo tengo
que confesar con toda franqueza, que a pesar de todos los inconvenientes presentados
durante la marcha de la conducción política, he contado siempre con un apoyo
suficiente y una comprensión amplia por parte de los dirigentes de la conducción
política y de la conducción sindical. Ello me ha permitido llegar a esta altura de los
acontecimientos con una organización que si no es perfecta, es buena, porque en el
aspecto de la organización, muchas veces lo mejor suele ser enemigo de lo bueno.
Unidad y organización con crítica y autocrítica
Por otra parte, ambicionar una organización perfecta en la conducción política es una
cosa muy difícil; en política rara vez existe el orden, a lo que hay que acostumbrarse, en
consecuencia, es a aprender a manejar también el desorden. En política es consustancial
el desorden con la actividad política; en consecuencia, el conductor que quiera meterse
en eso tiene que acostumbrarse a manejar el desorden.
Los que colaboran con el enemigo
General, usted ha hablado, muchas veces, de aquellos dirigentes políticos o sindicales
que merodean el poder. ¿El Movimiento autoriza a colaborar, por ejemplo, con el
gobierno actual No, nosotros en el orden personal, nosotros no podemos impedirle a
ningún peronista que quiera ir, pero nosotros no estamos con ese peronista. Ese
peronista es un desertor para nosotros. Si va a colaborar con el enemigo, es un desertor,
entonces no sólo no lo apoyamos, sino que los hemos expulsado del Movimiento a la
mayor parte de ellos.
La organización revolucionaria
El enemigo especula con la posibilidad de integrar al peronismo, pero castrado
revolucionariamente. Es decir un peronismo sin Perón. El enemigo, pues, especula con
la desaparición política o física de Perón. Entonces, ¿qué medidas previsoras usted
puede aconsejar para que la segunda etapa de la revolución justicialista, como usted
denomina la de la toma del poder, pueda llevarse adelante aun en el caso límite de no
contar con su conducción? Usted ha hablado de la necesidad de construir una
organización revolucionaria, que pueda sustituir colectivamente y en el futuro a la
actual conducción, ¿nos puede explicitar sus ideas al respecto?
Muy bien, desde que 1955 nosotros caímos del gobierno, yo me he preocupado de ir
conformando una organización, lo cual es difícil. Los grandes movimientos son
gregarios, van detrás de un realizador y contando con cien mil predicadores, así se
ponen en marcha los movimientos revolucionarios. Nosotros lo hicimos así. Ahora, una
vez que se ha conformado ya un movimiento con un líder al frente, no es tan fácil
transformarlo en una organización, porque, en general, la gente se resiste a eso. Pero
hay que tener en cuenta que el hombre no vence al tiempo, lo único que puede vencer al
tiempo es la organización, entonces yo me he preocupado de ir formando, por simbiosis,
la organización, y los grupos que desean seguir en el movimiento gregario puedan, por
simbiosis, unirse y llegar a elegir en el momento oportuno, cuando desaparezca su
forma de conducción. Porque eso lo tiene que elegir el propio Movimiento. Si aparece
un hombre que me pueda reemplazar a mí no habrá problemas, si no aparece ese
hombre es indispensable reemplazarlo con una organización. Una organización
revolucionaria que permita al Movimiento, a través de organismos, ir conformando y
cumpliendo los objetivos que nosotros hemos venido señalando desde hace muchos
años, más los nuevos objetivos que las circunstancias nuevas vayan produciendo. Esa
organización, en fin... hemos tratado de alcanzarla, y creo que hasta este momento
tenemos una organización. Por lo pronto no hay en el país ninguna fuerza política que
tenga la organización que nosotros tenemos. No hay ni una fuerza y, sobre todo, no hay
ninguna fuerza que pueda compulsar, por sí, un poder mayor, por unidad, por
solidaridad, por cohesión, por unidad de doctrina. Detrás de una doctrina es que van los
hombres organizados desorganizadamente. Nosotros, en ese sentido, estamos en un
punto medio, en parte organizados, en parte todavía inorgánicos, porque hay grandes
sectores que se van incorporando durante la marcha a esta lucha que nosotros venimos
sosteniendo. Estamos en un momento en que estamos a caballo de dos generaciones.
Una generación, que es la nuestra, que ha hecho todo lo que ha podido, bien o mal, pero
lo ha hecho hasta ahora y ha cumplido una etapa en esa revolución, que podemos decir
es la etapa doctrinaria de la revolución. Ahora viene la toma del poder, la etapa gregaria,
y luego vendrá la institucional. Todo ese proceso ha de realizarse en base a las nuevas
generaciones. Hay una nueva generación que está esperando y, por eso, yo vengo
hablando de la necesidad del trasvasamiento generacional, junto con la organización
debe venir un cambio, porque si no el Movimiento envejecerá y terminará por morir
como todo lo viejo. Entonces, para evitar ese proceso, está el camino orgánico y el
camino de remozamiento del Movimiento, por cambio generacional, la gente joven
tomará ahora nuestras banderas y las llevará al triunfo. ¿En qué forma las llevará? No
podemos predecir eso, porque si hoy aparece un hombre que pueda catalizar la voluntad
de todo el Movimiento Peronista, será ese hombre, a la cabeza de ese movimiento, el
que lo llevará. Si no tenemos la suerte de que aparezca un hombre esclarecido que
pueda provocar en el campo táctico esa lucha que es indispensable para triunfar, no
habrá más remedio que recurrir a la organización. Por eso la previsión está en esto:
organicémonos, marchemos organizadamente, si aparece ese hombre, bendito sea y
bienvenido.
La conducción colectiva de la organización revolucionaria
¿Pero estaría reñida la figura de un nuevo conductor, con el proyecto de una
organización revolucionaria?
No, siempre, en todos los casos, el hombre que dirige o conduce una revolución necesita
de la organización. De manera que no puede estar reñido lo uno con lo otro. La
organización puede, en caso necesario, reemplazar la carencia de un conductor y eso es
lo que nosotros debemos perseguir, es decir, buscar la forma de vencer al tiempo, Hay
ejemplos en la historia, por ejemplo, el ejército de Napoleón, que era formidable,
desaparece con Napoleón, ¿Por qué? Porque no tenían la organización necesaria,
Nosotros debemos formar una organización necesaria. Nosotros debemos formar una
organización que pueda vencer al tiempo, es decir, desaparecida la conducción mía, que
aparezca otra conducción, puede ser un hombre o puede ser una organización.
¿Pero la organización siempre sería...?
¡Ah!, es indispensable, ¡es indispensable!
General, usted liga el proyecto orgánico al trasvasamiento generacional, ¿también está
ligado en la etapa ésta que usted denomina socialista a la reactualización doctrinaria?
¡Natural! ¡Natural!, eso es consustancial. Así como la organización se articula en el
espacio, toda la lucha se articula también en el tiempo, Hay cosas que son permanentes,
como es una ideología. Nosotros tenemos una ideología ya fijada y, por lo menos, por
mucho tiempo, por mucho tiempo, eso será una cosa inamovible, Arriar las banderas de
justicia social, de independencia económica y de soberanía política, eso es muy difícil
porque son cosas permanentes, En cambio, la doctrina, que son las formas de ejecución
de la ideología, esas varían de acuerdo a las circunstancias, evolucionan con la
evolución. El cambio generacional va buscando remozar en el tiempo esas formas de
ejecución, Lo que hace veinticinco años nosotros hicimos de una manera, puede ser que
en este momento esa manera no sea la apropiada para realizarla. Entonces las nuevas
formas de ejecución, que nacen con la nueva generación, y las nuevas circunstancias,
son las que hay que poner en marcha a través de ese remozamiento permanente en el
Movimiento, para que el Movimiento no envejezca.
Es decir, el proyecto orgánico estaría ligado al trasvasamiento generacional y a la
reactualización doctrinaria.
Construir la organización. Sólo la organización puede vencer al tiempo
¡Natural! ¡Natural! Y eso es lo que nosotros debemos perseguir, es decir, buscar la
forma de vencer al tiempo. Reemplazarlo con una organización. Una organización
revolucionaria que permita al movimiento, a través de organismos, ir conformando y
cumpliendo los objetivos que nosotros hemos venido indicando hace muchos años, más
los nuevos objetivos, que las circunstancias nuevas vayan produciendo.
El socialismo nacional
General, hoy el justicialismo explicita que su objetivo en el gobierno es realizar el
socialismo nacional. Como la palabra socialista ha sido usada también para denominar
proyectos antirrevolucionarios o reformistas, o socialdemócratas, como los europeos, e
incluso social-imperialistas, ¿qué sería para nosotros el justicialismo?
Bien, efectivamente, la determinación del término socialista, hoy en el mundo es muy
difícil, porque toma una enorme gama de extensión, que va desde, diremos, un
movimiento internacional dogmático, hasta una abiertamente, democrática. Dentro de
eso hay miles de gradaciones, y uno lo puede observar en los cinco continentes los
distintos sistemas, todos basados en un socialismo. Ahora, existen las monarquías
gobiernos socialistas, existen los movimientos marxistas, también socialistas. Entre la
extrema izquierda y la extrema derecha, se escalonan todos los socialismos habidos y
por haber. Nuestro Movimiento, en ese sentido, es mucho más simple, es
indudablemente de base socialista. ¿Por qué? Porque pivotea sobre la justicia social, que
es la base de toda nuestra promoción revolucionaria. El socialismo nuestro puede
caracterizarse así: en estos dos siglos, como ya he dicho anteriormente, se ha producido
un avance extraordinario que supera a los diez siglos precedentes. Esto ha estado en la
máquina, la empresa, la ciencia, la técnica y el hombre.
¿El capitalismo?
Es el capitalismo nacido en la Revolución Francesa, que en estos dos siglos desde la
Revolución Francesa hasta ahora, ha hecho un sistema que, no podemos negar, ha hecho
avanzar al mundo de una manera extraordinaria. Especialmente en el aspecto científico
y técnico. Pero los pueblos con esos medios técnicos se han esclarecido por la facilidad
de la dispersión de las noticias, del conocimiento, y estos pueblos se dan cuenta de que
se ha avanzado, estos dos siglos, extraordinariamente, pero a costa de un tremendo
sacrificio de los pueblos. Entonces los pueblos piensan hoy, ese mismo avance podrá ser
más lento quizá, pero se puede hacer sin necesidad de sacrificar a los pueblos. El
justicialismo lo que anhela es eso, seguir luchando por un progreso, quizá no tan rápido
como han sido estos dos siglos, pero sí más justo.
Es decir, sin que el sacrificio gravite tremendamente sobre la espalda de los pueblos,
como ha estado gravitando hasta ahora a través del sistema: capitalista. El sistema
capitalista, bueno... pero es que entre el socialismo internacional dogmático y el
capitalismo la diferencia no es tan notable, porque uno es un capitalismo de Estado y el
Otro, es un capitalismo individualista. Los dos someten, uno intensifica al hombre, e
indudablemente el progreso es extraordinario porque es una colmena en acción; el otro
es un capitalismo individualista. Los dos someten, y obtienen también grandes
resultados. Pero los dos, en mi concepto, son en base al sacrificio de los pueblos.
Reemplazar el sacrificio por el esfuerzo
Nosotros queremos que ese sacrificio desaparezca y que se realice el mismo trabajo sin
sacrificio, sólo con esfuerzo. Eso es el justicialismo. Ahora que es socialista, natural que
es socialista, porque busca esas formas de convivencia con el gran acento en el aspecto
social. Es decir, que el hombre sea de la comunidad, pero la comunidad también sea del
hombre. Es decir, para nosotros el gobierno justicialista es aquél que sirve al pueblo,
que no sirve otro interés que el del pueblo y hace lo que el pueblo quiere. Y dentro de
esas formas, él va luchando por la grandeza de la comunidad en que vive. Congeniar lo
individual con lo colectivo es el proyecto revolucionario nuestro, y el hacerlo es una de
las formas del socialismo.
Un socialismo argentino para argentinos
Y al mismo tiempo, ¿esto sería el proyecto socialista del justicialismo, un socialismo
argentino para los argentinos, autónomo, general?
Natural, porque cada comunidad tiene su propia idiosincrasia y sus propios valores
intrínsecos, que es necesario respetar. No son iguales dos comunidades, son las
características distintas en las que influye hasta la situación geográfica, absoluta, la
situación geográfica relativa, la raza, en fin, un sinnúmero de circunstancias que
gravitan sobre la formación de esa comunidad. Entonces...
Un socialismo nacional creado desde el pensar y el sentir del pueblo
...un socialismo justo, como el que aspira el justicialismo, y por eso se llama
justicialismo, ha de ser aquél donde la comunidad se realice de acuerdo a sus
condiciones intrínsecas.
Es que no se puede importar nada de afuera. ¿Por qué? Porque no se pueden asimilar los
métodos de una comunidad diferente. Es decir, no es cuestión de adoptar, sino en
algunas circunstancias adoptar, y en otras de crear. Porque la suprema condición del arte
de conducir a los pueblos es precisamente la creación. Y para crear hay que someterse a
las circunstancias naturales del hecho que uno pretende crear. Y en esto eso es una
condición fundamental, si se hace un movimiento socialista en la Argentina, ha de ser
un movimiento hecho por los argentinos para los argentinos. ¿Por qué? Porque no se
puede hacer un socialismo igual para un "mujik" de la zona asiática que para un hombre
en la pampa argentina. Los dos son campesinos, pero son diametralmente opuestos en
todas sus manifestaciones anímicas y físicas. Y el medio es también diferente y la
actividad es también distinta. En consecuencia, lo que queremos es una cosa para ese
argentino, realizada por los argentinos. Y si en eso es necesario sacrificar algunas cosas,
será necesario sacrificarlas. Para gozar de algunas es necesario sacrificar otras. Ese es el
proceso de pesos y contrapesos que en toda comunidad establece el verdadero equilibrio
de realizaciones. Eso es lo que nosotros aspiramos hacer con el justicialismo.
Terminar con la explotación capitalista
Usted ha escrito, general, que ha terminado en el mundo el reinado de la burguesía y
que comienza el reinado de los pueblos, es decir, ¿comienza la etapa en el mundo en
que termina esa expropiación capitalista de la burguesía?
¡Natural! Y es por la circunstancia que ya expliqué hace pocos momentos. El mundo ha
cambiado, no es una imposición argentina, ésa es una imposición del mundo. El mundo
que va en una evolución con los pueblos que ya están esclarecidos, y en consecuencia...
Los pueblos rechazan el "desarrollismo", el neocapitalismo y los demás proyectos
imperialistas
...pueblos que se niegan a seguir un proceso de sacrificio cuando eso se puede
reemplazar con un simple esfuerzo, que hasta puede ser agradable, el sacrificio no es
agradable para nadie.
En consecuencia ésa es una aspiración del justicialismo: la dignificación del hombre, la
dignificación del trabajo, a través del cual se puede crear y se puede construir. Pero para
que se realice, no es necesario que tenga un policía atrás con un fusil, ni que esté el
patrón con un garrote insultándole mientras realiza su trabajo. Es decir, que en
condiciones dignas un hombre se desarrolla, se realiza a sí mismo.
Dueño de su trabajo y de su bienestar...
Exacto... Para sumar un bien a esa comunidad. Lo que no es aceptable es que en una
comunidad puedan existir tipos que no producen ni siquiera lo que consumen. Porque
una comunidad donde abundan los que consumen y no producen, es una comunidad que
no va a ninguna parte. Ahora, para producir, al hombre hay que darle las condiciones de
dignidad, de felicidad y de tranquilidad, para que pueda producir sin sacrificios, eso es
lo que nosotros queremos...
Nuestro proyecto es liberar al hombre
¿El socialismo nacional, el justicialismo, se plantea como objetivo estratégico liberar al
hombre de todas las formas de opresión, para llegar a ese hombre comunitario y
solidario de que usted hablaba, de la comunidad organizada?
Naturalmente. La única manera conocida para terminar con el antagonismo entre
hombre y la comunidad, seria indudablemente desmontar un poco el egoísmo. Y eso
nosotros lo decimos precisamente en nuestra ideología. Que el hombre termine un
proceso de explotación de su egoísmo, sacrificando gran parte de él en beneficio de la
comunidad. Solamente así se puede arribar a una comunidad organizada.
El individualismo es la escuela nefasta y negativa de ganar haciendo mal a los demás en
vez de ganar siendo más capaz y más moral que los otros. Ese es el espíritu maldito del
individualismo, carente de sentido social y de sentido político, que no sólo ha hecho de
cada hombre un lobo, sino que ha hecho lanzar a unas naciones contra otras.
Y el hombre podrá independizarse, solamente, en una comunidad organizada. Donde
cada uno haga lo suyo, realizándose dentro de una comunidad que también se realiza.
Ya que es muy difícil que un hombre pueda realizarse en una comunidad que no se
realiza, la comunidad organizada tiende hacia ese fin y, por eso, nosotros, a nuestro
proceso ideológico enunciado, lo hemos llamado la comunidad organizada. Porque es la
comunidad organizada, precisamente, aquélla donde el hombre puede realizarse
mientras se realizan todos los hombres de esa comunidad en conjunto.
La comunidad organizada será la creación colectiva y consciente de todo el pueblo
La comunidad organizada es el punto de partida, diremos así, del justicialismo. Y es
también el punto de arribo del justicialismo.
Saludo final
Finalmente, aprovechando que esta película va a ser pasada a todos los compañeros, yo
deseo hacerles llegar a todos los peronistas un saludo muy afectuoso. De la misma
manera, dedicar un recuerdo triste a todos nuestros compañeros que han caído en la
lucha. Ellos nos fijan un mandato para nuestra actitud y nuestra conducta en el futuro. Y
deseo que a todos los deudos de esos muertos les llegue la seguridad de que nosotros
hemos de tratar, en el futuro, de honrarlos, en toda la lucha que vamos a realizar. De la
misma manera, quiero hacer llegar mi recuerdo emocionado a todos los compañeros que
actualmente están en la cárcel. Nosotros sabemos perfectamente que en el ejercicio de la
ciudadanía, la cárcel suele honrar a muchos ciudadanos cuando éstos, también, han
sabido ennoblecer la función de tales. Por eso, yo le sugiero hacer llegar a todos esos
muchachos nuestra solidaridad más absoluta, junto con un saludo muy afectuoso. De la
misma manera existe una cantidad de argentinos que han sido torturados. Para ellos
también nuestro recuerdo agradecido, porque sabemos perfectamente bien que con su
actitud valiente frente a los sicarios de la policía y de los organismos que se dedican a
torturar a los ciudadanos, han tenido una conducta que los honra y que les hace llegar
nuestro reconocimiento más profundo. En síntesis, quiero hacerles llegar a todos los
compañeros peronistas, un saludo caracterizado por un abrazo muy fuerte sobre nuestro
corazón. De la misma manera, a todos los argentinos que, aun sin ser peronistas, están
luchando por la misma causa por que estamos luchando nosotros.
Nuestra solidaridad no ha sido jamás ni sectaria ni excluyente. Para nosotros, todos los
que luchan contra los enemigos de nuestro país son nuestros amigos y, en el carácter de
tales, les hago llegar mi saludo emocionado y cariñoso.