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martes, 11 de diciembre de 2007

Energía nuclear en Sudamérica

Átomos en el Mercosur
Por María Eva García Simone Desde la Redacción de APM

Buenos Aires y Brasilia impulsan fortalecer la energía nuclear pacífica y de uso civil para revitalizar al sector energético regional. Chile y Venezuela examinan crear los propios.
El 19 de noviembre pasado Cristina Fernández de Kirchner y Luiz Inacio Lula Da Silva se reunieron en Brasilia con el fin de afianzar la integración bilateral y de avanzar -entre otros temas- en materia de cooperación nuclear. La mandataria argentina electa, al finalizar la reunión, que duró menos de una hora, afirmó que se trató de un encuentro “fructífero y excelente”.
Argentina y Brasil comenzaron con una alianza en términos nucleares a través de la Agencia Argentino-Brasileña de Aplicaciones de Energía Nuclear (Aabaen), un organismo binacional que diseña programas de trabajo para los próximos 10 años en energía atómica, estudios y aplicaciones médicas, industriales y de medio ambiente.
La Aabaen pretende, principalmente, culminar con la construcción de la tercera central energética argentina, Atucha II, y comenzar con la edificación de Angra III, en Brasil. "Un Mercosur con energía nuclear como una alternativa es un hecho posible, porque tendría un gran mercado, pero recién se dará en un futuro muy futuro", dice Yves Derrousseaux, director de la generadora Électricité de France para el Cono Sur.
El ente binacional, que será encabezado por los presidentes, hasta el momento, plantea reunirse dos veces al año para propiciar la cooperación nuclear, según lo acordado entre los homólogos. Tanto Fernández como Da Silva optaron por crear un inventario en el que se registren todos los proyectos existentes hasta el momento en ambos países vecinos para evaluar y analizar la viabilidad de este fututo emprendimiento energético.
El asesor en materia de política exterior de Lula, Marco Aurelio García, quien además participó de la reunión con la presidenta argentina, sostuvo que “la agenda prioritaria de la comisión involucrará energía, desarrollo en defensa y en materia espacial y nuclear”. Dicha entidad, además, tendrá como objetivo al desarrollo hidroeléctrico, petrolífero y comercial.
Actualmente, en Argentina existen dos centrales nucleares en funcionamiento (Embalse y Atucha I) y una en construcción desde hace alrededor de 30 años (Atucha II) que, según el ministro de planificación de Argentina Julio De Vido será terminada para el año 2010. La central Atucha I se encuentra localizada en el partido bonaerense de Zárate y fue la primera central nuclear instalada tanto en la Argentina como en Latinoamérica. Desde 2001 es también la primera y única central comercial de agua pesada en el mundo que funciona totalmente con uranio levemente enriquecido.
Sin embargo, la central energética Atucha I, a pesar del no reconocimiento oficial, se encuentra sin funcionar desde hace ya 3 meses, generando un agravamiento de la crisis energética en Argentina.
Luego de que Lula Da Silva planteara al mundo su iniciativa de desarrollar la energía atómica, el diario estadounidense The Washington Post demostró la disconformidad de Washington ante el proyecto brasileño y la resistencia de las plantas de energía del país para ser examinadas.
Ante ésta denuncia, el canciller brasileño, Celso Amorim, declaró que el Gobierno va a discutir "procedimientos para la inspección” y, además, calificó de "inaceptable" cualquier especulación que ponga en duda las intenciones pacíficas de su programa nuclear. Además, aclaró que Brasil sólo negó el acceso a la estación centrífuga que produce el uranio enriquecido, que el país desarrolló con tecnología propia en los últimos veinte años y a un costo de cerca de 1.000 millones de dólares.
Por su parte, el ministro de Ciencia y Tecnología de Brasil, Eduardo Campos sostuvo, ante “O Estado de Sao Paulo”, que "el enriquecimiento de uranio es auditado, pero no estamos obligados ni podemos mostrar la tecnología brasileña. Esa tecnología costó muchas investigaciones y recursos al país. No podemos dejar de protegerla".
Este ejemplo demuestra que el accionar de Estados Unidos se basa en el control de cada de una de las acciones que se despliegan por fuera de sus límites y más aún cuando se realizan con un alto porcentaje de profesionalismo y de desarrollo científico y tecnológico.
Las inspecciones que desean realizar, según técnicos del gobierno brasileño, serían un “tipo de espionaje científico” ya que consideran que se trata de tecnología de avanzada que genera no sólo temor por parte de los Estados Unidos, sino que también pretende crear “un ambiente internacional para justificar el hecho de no haber cumplido con sus metas de desarme” propuesto durante el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP) realizado en el año 2005.
Mohamed El-Baradei, director general del Agencia Internacional de Energìa Atómica (AIEA), declaró que la firma del Protocolo Adicional del TNP por todos los países del mundo sería uno de los mejores instrumentos para combatir la proliferación de armas nucleares, y que las visitas de los inspectores del AIEA sirven para asegurar que el material utilizado con fines pacíficos no sea desviado para usos bélicos.
Algunas estadísticas presentadas por el AIEA: existen 441 reactores nucleares de potencia operando en 32 países y 25 plantas nucleares en construcción, Francia lidera a los países que recurren a la energía nuclear para su suministro eléctrico y en Latinoamérica sólo tres países tienen plantas nucleares de potencia para la conseguir electricidad: Argentina, Brasil y México.
Franklin Martins, ministro de Información de Brasil declaró -una vez finalizada la reunión entre Fernández y Da Silva- que la conversación giró en torno a la cooperación energética en materia nuclear entre los países vecinos. Ambos propusieron a este tipo de energía, tan cuestionada mundialmente, como una posibilidad futura que tenga como propósito solucionar las dificultades energéticas que se platean actualmente en Latinoamérica.
Dichos problemas se deben al crecimiento poblacional de la región que conlleva a la necesidad cada vez mayo de energía, a la vez dichas formas energéticas deben ser lo menos contaminantes posibles teniendo en cuenta los negativos procesos por lo que traspasa el mundo entero tras los perjudiciales efectos de las energías que son utilizadas.
Ante el deterioro de los recursos naturales, muchos de ellos no renovables, utilizados como fuentes de energía a partir del desarrollo a ultranza del capitalismo y el neoliberalismo, en este momento, países como Venezuela, Argentina, Chile y Brasil buscan nuevas alternativas que permitan solventar las grandes demandas energéticas de la población latinoamericana.
No sólo es cuestión de brindar la energía que los pueblos necesitan sino que también es preciso que ese servicio sea accesible teniendo en cuenta los niveles socio-económicos de estos países que cuentan con altos porcentajes de pobreza.
Según la Declaración de Río Becerra, “la opción nuclear, además de que se trata de una tecnología plenamente probada, presenta ventajas en términos económicos, de preservación del ambiente y seguridad, principalmente”.
Además, ésta Declaración agrega que “la energía atómica, por otro lado, no está limitada a las aplicaciones energéticas. En la salud, en la agricultura, en la industria, en el manejo de desechos peligrosos y aun en el cuidado del medio ambiente, las aplicaciones pacíficas de la energía nuclear han hecho importantes aportaciones al ser humano”.
La aplicación pacífica de la energía nuclear es una de las grandes controversias mundiales que se dirimen actualmente. En este sentido, realizando una reseña mundial que permita dar mayores explicaciones de lo que sucede a nivel latinoamericano, se puede citar el ejemplo de Irán.
La energía nuclear, al igual que las demás fuentes energéticas, pretende ser dominada y monopolizada por los países hegemónicos. En este aspecto, Estados Unidos, como uno de las principales potencias económicas y políticas del mundo, bajo la falsa acusación de que Irán y otros países pretenden desarrollar la energía nuclear con fines militares mantiene una posición de ataque hacia estas zonas.
Sin embargo, Washington busca apoderarse de las riquezas energéticas que poseen estas regiones -tales como los yacimientos petrolíferos- manifestando mundialmente que estos países representan una “amenaza” para la sociedad en su conjunto.
El presidente venezolano Hugo Chávez afirmó, hace unas semanas, que pretende desarrollar la energía nuclear con fines pacíficos y se solidarizó con Irán, exigiendo respeto" hacia ese país. Chávez dijo estar "seguro" de que el régimen de Teherán desarrolla su programa para usos civiles.
El mandatario venezolano se sumó a la iniciativa de Argentina, Brasil y de Chile de promulgar el desarrollo energético pacífico.
El dirigente bolivariano se mostró muy complacido por el crecimiento de la energía nuclear en el continente y evaluó: "muchos otros países deberán hacerlo, porque va a ser uno de los elementos de la fórmula para enfrentar la crisis energética, la contaminación atmosférica, los cambios climáticos, el fin del equilibrio en el planeta".
En este punto, Cuba, al igual que Venezuela, manifestó su apoyo a los programas nucleares pacíficos de Irán en el seminario “Programa Nuclear e Informe de El-Baradei”, que se celebró en Teherán. A su vez, el embajador cubano en Irán, Fernando Néstor García, señaló que Cuba reconoce el derecho de todos los países a acceder y explotar pacíficamente la energía nuclear.
En el caso del gobierno chileno, para la Comisión Chilena de Energía Nuclear - creada en 1964 para el uso pacífico nuclear -, el desarrollo de la energía nuclear es completamente viable aunque para su concreción requeriría de un plazo de seis a diez años, comenzando cuanto antes con los estudios necesarios para abordar fehacientemente este tema.
La primera mandataria chilena, Michelle Bachelet, aseguró que si la economía de su país sigue creciendo, la población iba a necesitar más energía, y que en respuesta a esa necesidad su Gobierno ya inició la realización de los análisis pertinentes con la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA), y que cuando éstos se culminen, decidirá cuál será el rumbo de la energía nuclear en su país.
Las grandes potencias mantienen una política que desea restringir cualquier crecimiento de los países subdesarrollados que pueda darse por fuera de sus límites y pretensiones. Algunas de las limitaciones que establecen en los países pobres son dirigidas básicamente al progreso a nivel científico y tecnológico, lo que incluye a la energía.
En este sentido, si los países latinoamericanos no comienzan a movilizarse y a generar políticas y acuerdos conjuntos con respecto a las necesidades energéticas de sus pueblos quedarán atados al inminente agotamiento de los recursos naturales - tales como el petróleo, el gas o el carbón - o dependientes de las maniobras hegemónicas en torno a la temática perdiendo la soberanía nacional.
En mayo de 2006 se llevó a cabo el Primer Foro Latinoamericano y Caribeño de Trabajadoras y Trabajadores Energéticos, en el que se dispuso la unidad y coordinación de los mismos. En éste se acordaron los siguientes puntos:
“Las actividades de investigación, desarrollo y uso de las aplicaciones pacíficas de la energía nuclear, revisten un carácter estratégico, por lo que deben ser parte fundamental de las políticas públicas de nuestros países”.
Establecer una futura federación latinoamericana de trabajadores nucleares y una comunicación permanente.
Fomentar el uso de las aplicaciones pacíficas de la energía nuclear y desarrollar una política informativa de lo nuclear. Entre otros puntos.
Hoy en día, comenzar con el impulso tecnológico y científico es apostar al futuro, a la discusión, a la integración, a la defensa de la soberanía y de los derechos de los pueblos latinoamericanos, sin depender de las políticas que las grandes potencias imponen y que buscan limitar el crecimiento de aquellas regiones consideradas subdesarrolladas.
No obstante, este impulso no debería vararse en meras conversaciones sino que se debería concretar con políticas que respondan a las necesidades energéticas particulares de la región, en tanto al aspecto social como al ambiental.
Éste es el gran desafío que se les platea a los mandatarios latinoamericanos para independizar a la región de la mayor manera posible de las grandes transnacionales y de los bloques hegemónicos en términos energéticos.

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